J. Félix Machuca - PÁSALO
El absoluto imposible
SOSTENíA Chesterton, quizás con alivio metafísico, que lo más increíble de los milagros es que ocurren. Levantarme cada mañana, mirar el mapa de España y ver que Cataluña no se ha resbalado por el acantilado de sus costas más bravas para hundirse, por siempre, en el mar tumultuoso de su locura política, me resulta realmente milagroso. El episodio de la votación de la CUP, desafiando todas las leyes matemáticas habidas y por haber sin olvidarnos de las que rigen a las probabilidades, no deja de ser una prueba más de lo que os digo. Los milagros son increíbles. Pero ocurren. Si nos da por lanzar tres mil monedas al aire y nos salen mil quinientas de cara y otras mil quinientas de cruz, como ha dicho algún profesor por ahí, estaremos ante la demostración fehaciente de que el absoluto imposible existe. Y por tanto de que los milagros ocurren. Sobre todo en Cataluña donde, desde hace tres meses, están sin gobierno, a la espera de que cuaje uno formado por un rey republicano y una masa de sans-culotte. Solo de imaginarlo se corre peligro cierto de ictus. No obstante el noreste sigue milagrosamente en pie. ¿O es un ectoplasma de Jiménez del Oso?
Verán. Cataluña fue, en mis años más mozos, la parte de España a la que queríamos que se asemejara España. El referente cierto. El modelo a imitar. La tierra donde Europa se había colado a través de su más emprendedora burguesía. La región donde el arte de la vanguardia prolongaba las enseñanzas de Picasso, los excesos de Dalí y las abstracciones de Miró. El fértil surco donde crecían el dinero y el bienestar. La marea plena y total que manejaba la barca en la que el resto de España aspiraba a montarse para encontrar el camino de la ciencia y el saber que se guardaba en sus universidades. Era Cataluña un espejo bruñido, limpio, exacto donde había que mirarse para traspasarlo y ver, al otro lado, las mil maravillas de un país en el que debía mirarse el resto de España. Cuarenta años después el espejo lo han roto ellos mismos, en un akelarre político repleto de brujos danzantes alrededor de la hoguera donde se autodestruyen sin compasión. Han pasado de ser la Raquel Welch de nuestros sueños más juveniles a la Belén Esteban de la iconografía más rebajada. Nadie en España quiere ser hoy como Cataluña.
Mas y Baños son hijos de aquella Cataluña envidiable y emprendedora. Segura de su destino en el Estado y confiada en la fortaleza de su tradición europeista. El primero nace en el mundo del dinero, las ideas y la cultura que es común a la clase dominante catalana. La que vive al lado de la gran arquitectura de Gaudí, lee al poeta Maragall y se solaza con los editoriales emancipadores del periódico del Conde de Godó. Baños se faja por la Cataluña antisistema, de ese mismo sistema que, lo mismo, le permitió ir a una facultad, estudiar, formarse y convertirlo en un defensor de todo lo contrario de lo que defiende Mas. Pero Más y Baños se han cogido de la mano, pese a los calambres ideológicos con los que se electrocutan, y han decidido cantar el vamos juntos compañero. En pos de la quimera. Ellos son los que han roto el espejo de la Cataluña más formidable para que Mas, por su parte, aspire a convertir aquello en territorios como Quebec, Escocia, Lituania o Bosnia. Lo que quieren hacer los de la CUP con aquel trozo aún de España lo desconozco. Más por miedo que por desinformación. Pero atraviesan el espejo mágico todos los días para llegar a su parte más tenebrosa, donde la única maravilla es la de enterarnos de que manejan las matemáticas mejor que Kepler para que, al final, los salve de sus propias diarreas mentales el señor Roca…Resulta doloroso comprobar cómo en tan solo cuarenta años se puede destrozar un esfuerzo ejemplar. Para hacer con su prestigio y marca lo que ha hecho el Daesh con Palmira. Termino, al igual que empecé, este artículo, con Chesterton: la aventura podrá ser loca, pero el aventurero ha de ser cuerdo. Y allí no hay uno al que la camisa de fuerza le venga grande…tras inventar el absoluto imposible. No lo descarten. Un día de estos Mas llama a la Moncloa pidiendo que le manden los tanques para salvarlo…