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PERDIGONES DE PLATA

La guasa

Se precisa un formidable desahogo para discursear en el nombre del pueblo sin rubor, tan por la cara

Ramón Palomar

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Cuando alguien habla en el nombre del pueblo me atrapa la tiritona, el telele, el flato, el miedito, la tos, el tartamudeo, la hiperventilación. Que alguien sea capaz de sentir y de expresar sin rubor lo que exige el pueblo, lo que necesita todo el ... pueblo, lo que reclama el pueblo entero y unido sin ninguna fisura, sin ninguna voz desafinando, me provoca temblor de piernas, vértigo estomacal y migraña profunda aliñada de puro terror. La de sangrientas escabechinas que se han cometido contra el pueblo en el nombre del pueblo. Masacres populares de saldo y venganza, de sangre y arena, de justicia rápida y tortura sádica, contra la inofensiva plebe que pasaba por allí y, a lo mejor, resulta que llevaba gafas, gran pecado que revela a un burgués explotador y no a un simple miope del linaje de Rompetechos.

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