El apunte
Todo pendiente de los tipos
El sector de la construcción guarda prudencia a la espera de que el euríbor deje de subir
En economía todo funciona como las fichas de dominó en fila. Al caer una, empiezan a caer todas las demás. Es un circuito cuyo funcionamiento depende de un mismo motor y que si en algunos de sus vértices falla o cambia, todo varía. Sobre todo ... por dos motivos fundamentales: la inflación y los tipos de interés, dos indicadores que son la base de cualquier estructura macroeconómica. Y afecta a todos. En la provincia se ha visto en todos sus sectores económicos. El consumo, la vivienda, el turismo, la agricultura, la industria... y, por supuesto, la construcción.
Este sector de hecho es uno de los que más sirven de termómetro a la hora de hacer evaluaciones o análisis. De él se desprenden otros datos determinantes, como que en 2023 terminó con una bolsa de parados inferior a la registrada en diciembre de 2022. Es decir, el ladrillo logró recortar en doce meses su nómina de parados en -1.371 personas y dejó su contingente de demandantes de empleo en 12.417 personas. Pero aunque ese dato es positivo en cuanto a trabajo, el ritmo no ha sido suficiente ni tampoco el esperado. Tras la pandemia se reactivó poco a poco pero las cifras indican que de nuevo se ha estancado. Y, como hoy se refleja en este periódico expertos en el sector como el presidente de la patronal de estos empresarios, es la prudencia la que ha echado el freno. La causa: la inflación y los tipos de interés que han seguido subiendo hasta el 4%, han parado el ritmo de préstamos bancarios y compras de viviendas. De ahí otro dato: el pasado año se firmaron en la provincia 12.931 frente a las 16.176 de 2022. Los empresarios apuntan a la incertidumbre del euríbor.
Por este motivo son fundamentales que se hagan buenas políticas económicas que intenten aliviar al consumidor y que éste se atreva a invertir. La incertidumbre no es buena para los negocios. La calma y la confianza son los mejores aliados de un crecimiento sostenido y que se mantenga. Cádiz quiere crecer y hay empresas y personal capaces y dispuestos a ello. Pero no lo pueden hacer solos. Las administraciones y organismos competentes tienen que asumir que sus decisiones y las medidas que tomen al respecto afectan a la vida diaria de los ciudadanos. Desde encontrar un empleo a poder comprarse una casa. Si no el motor volverá a apagarse y otra vez habrá que empezar.