OPINIÓN
Volando, volando, siempre arriba…
Lo que más me gustaba eran sus protagonistas, la fuerza, la perseverancia y la inocencia de Goku y la inteligencia, independencia y picardía de Bulma, personajes constantes en toda la saga Dragon Ball
Como ya he comentado más de una vez soy aficionada al manga, bueno más concretamente al anime, por lo que sentí mucho la muerte del conocido mangaka Akira Toriyama, que si bien falleció el día 1 de marzo, no fue hasta el 8 que se ... hizo pública la noticia, de ahí que no hiciera la columna sobre el tema la semana pasada. En mi casa siempre se han visto los «dibujitos animados» Candy Candy, Mazingers Z, David el Gnomo, Los pitufos, D´rtacan y los tres mosqueperros, Heidi, Sherlock Holmes, La abeja Maya y un largo etc. y si bien algunos de ellos venían de Japón, no fue hasta Dragon Ball que no fui consciente de la existencia del anime como género. A partir de ahí me interesé por Los Caballeros del Zodiaco, Sailor Moon, Campeones, Bola de Dan, Chicho Terremoto, Ramma 1/2 o Lum, además de todos aquellos que iban de transformaciones mágicas o de todo tipo de deportes. De ahí pasé a películas, sobre todo del estudio Ghibli con verdaderas joyas como El viaje de Chihiro o El castillo ambulante, entre otras bellezas o a animes más actuales como Mahou Tsukai no Yome (La novia del mago antiguo) o Violet Evergarden. Pero volviendo a Dragon Ball le tengo mucho cariño porque prácticamente he crecido con sus personajes y su trama. Aún recuerdo la primera vez que lo echaron en Canal Sur sin censuras, me pareció muy divertido esa mezcla de aventuras y «peleítas» (un poco violentas al principio de la serie, para qué nos vamos a engañar) con un humor un poco picante, nada apto para niños, y sin embargo allí andábamos viéndolo, muertos de la risa, al menos yo. Me encantaba ver ese elenco de personajes un poco rimbombantes en cada torneo anual. Pero sin duda lo que más me gustaba eran sus protagonistas, la fuerza, la perseverancia y la inocencia de Goku y la inteligencia, independencia y picardía de Bulma, personajes constantes en toda la saga Dragon Ball. Y aunque lo que en principio parecía una historia basada en la lucha y las artes marciales, enseña grandes valores como la amistad, la familia y el amor. La amistad se hace patente a lo largo de toda la saga desde Dragon Ball, pasando por Dragon Ball Z (y esa cosa rara de Dragon Ball GT) y terminando por Dragon Ball Súper, donde Goku (o Kakaroto segú quien) mantiene a sus amigos de la infancia, Bulma, Krilin, Yamcha, el maestro Muten Roshi, Chichí (con la que incluso se casa)… y los hace partícipes de todas sus aventuras y éxitos, además de hacer de sus enemigos sus amigos: Picolo, Buu, Androide 18 y el más importante Vegeta. Y por consiguiente se forman grandes familias entre ellos, dando paso a nuevas generaciones que continúen con el legado de Goku y los «sayayines». En cuanto al amor, según leí en alguna parte, Akira Toriyama decía que no era muy bueno escribiendo sobre el tema, pero para mí no hay mejores parejas que Goku y Chichí, Gohan y Videl, 18 y Krilín y mi favorita de todas Vegeta y Bulma, que según dicen el autor «los casó» porque necesitaba más «sayayines», pero que en mi opinión le salió muy bien la parte «culebrón» de la serie. Podría hablar durante horas de los matices de los personajes, al menos de los principales, y de su evolución en la serie, pero tampoco es plan, cuando mi intención principal es recordar a su autor Akira Toriyama a través de mi entusiasmo al alabar su principal obra, o al menos la más conocida mundialmente, tanto que hasta en México se concentraron para una última «Genkidama». Toriyama sensei espero que esté volando, volando, siempre arriba.
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