OPINIÓN
Cuando traspasé las puertas abiertas
Pero eso sí, que sean conscientes que ser escritor es una carrera de fondo
La semana pasada, tras leer mi columna, un lector me dijo que le había gustado mucho, pero que le hubiera gustado saber más sobre mi experiencia personal en el mundo literario, sobre si me ha costado romper opiniones, barreras, dificultades económicas… Si he tenido dificultades ... para compaginar mi oficio (si leéis la entrevista que me hizo Verónica Sánchez, periodista de este diario, el 21 de enero de 2022, sabréis a qué me dedico: https://www.lavozdigital.es/cultura/lvdi-cabo-ejercito-patricia-gallardo-cumplido-suenos-participar-feria-dellibro-madrid-202201220913_noticia.html) con mi faceta de escritora, y si le daba consejo a las futuras generaciones.
Bueno pues ahí voy a solventar sus dudas; la verdad es que empecé a escribir más «pro» bastante tarde, así que podría decirse que mi barrera principal fui yo misma, no sabía que era capaz de escribir hasta que lo hice, es decir; simplemente cuando llegó mi momento vital lo hice, ¿podría haber empezado hace décadas?, probablemente, ¿creía que podría o necesitaba hacerlo?, está claro que no. En cuanto a las opiniones de otros, lejos de ser una piedra en el camino, fueron un acicate para que diera el salto.
Todos los que han leído mis obras saben que en los agradecimientos pongo a todos los que, con sus opiniones positivas, me ayudaron a dar el paso. No obstante, las opiniones negativas también son muy valiosas también, porque te sirven para ponerte en perspectiva, incluso las de los «trolls» y «haters», solo hay que saber cómo canalizarlas y ver de qué manera quieres que te afecten o no. Está claro que si tienes muchas más negativas que positivas, algo pasa y deberías revisar tu trabajo, (o tu vocación si la cosa es muy extrema).
El escribir por escribir es fácil, lo difícil es publicar. Yo tengo una frase favorita que es la siguiente: Escribir y publicar es tan difícil o tan fácil como tú quieras. ¿Esto qué quiere decir?, pues que hoy en día tenemos muchas herramientas y medios para poder escribir y publicar después, pero que cada uno tiene que sopesar cómo y a hasta dónde quiere llegar. Si simplemente quiere usar las redes y las aplicaciones en la red, si auto-publicar o que te auto-publiquen, o tirar de una editorial tradicional. Todo ello requiere un gran esfuerzo, de trabajo constante y de contar una base de recursos económicos, que supongo que es a lo que se refería mi lector con lo de las dificultades económicas.
La auto-publicación necesita de una inversión inicial, dependiendo de hasta dónde quieras llegar, ese desembolso será mayor o menor, también dependerá de tus habilidades editoras (si sabes maquetar, hacer portadas, EPUB, colgar en las plataformas online las versiones digitales…) y publicitarias, es decir: a más servicios prestados, mayor presupuesto, es un poco «Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como». Con respecto a compaginar el trabajo con la escritura, pues lo mismo que cualquier otro hijo de vecino, tirando de mi tiempo libre, eso sí respetando ciertas particularidades del oficio que en realidad no afectan demasiado a la escritura si guardamos el deber de reserva.
Así pues, mi consejo para las nuevas generaciones es que escriban, que lo hagan correctamente y con ganas, que ya veremos luego cómo lo publicamos. Pero eso sí, que sean conscientes que ser escritor es una carrera de fondo. Y aun así todas estas dificultades se hacen fáciles porque otras ya me abrieron las puertas. ¡Ah! por cierto, ya llevo un año escribiendo esta columna.