OPINIÓN
Tosantos 2024
Al menos me pude comprar un cartucho de doce de castañas por tres euros, no quise sucumbir a las veinte por cinco euros y dejé escapar esa maravillosa oferta
Que la fiesta de Tosantos anda desinflada de unos años a esta parte no es nuevo, no sé si debe al apogeo que está teniendo Halloween, algo que no entiendo porque ambas festividades pueden coexistir perfectamente, a que cada vez hay menos puestos en la ... plaza, o a que los dueños de los mismo no les merece la pena participar o simplemente no han heredado las ganas de continuar con la tradición. Lo que es una pena «con lo que ha sido» ese evento. Recuerdo perfectamente cuando casi no se podía andar por la plaza por la de gente que había, en el «pescao» te podías encontrar casi todos los puestos participando con grandes cabezas de atún y rape, las gambas disfrazadas con los pulpos y la inventiva canalla gaditana rezumando por toda su temática con la ironía fina que siempre ha caracterizado al humor gaditano en todas sus fiestas tanto en el carnaval como en los juanillos.
En los puestos de carne la «cara cochino» vestidas del padrino, doctores, policías locales etc. hacían las delicias de los más pequeños que observábamos a través de las vitrinas mientras nos colábamos entre las piernas de los adultos; pollos vestidos de flamenca a modo de folclóricas rememorando aquellas disputas entre Lola Flores y la Pantoja, o recreando la boda de Rocío Jurado con Ortega Cano. En los puestos de frutas encontrábamos todo el colorido con las papas, los boniatos y las naranjas, las lechugas, las coles y las acelgas, haciendo de jugadores del Cádiz, de algunos dibujitos animados y de otras críticas sociales. Pero sin duda mi parte favorita, hablo desde la memoria de una niña, era el puesto de frutos secos que estaba en la esquina y que todos los años hacía una maqueta de una parte de Cádiz con los diferentes frutos tostados, me acuerdo de las Puertas de Tierra y de la fachada del Falla, aunque hubo algunos más creo recordar. Es una pena la verdad, porque la currada que se daban en los puestos era de órdago, sé de algunos puestos que eran hasta vigilados por las noches para que no se desmantelaran. Por eso cuando este año leí en el diario que iba a haber actividades desde las 17:00h me animó a coger el tranvía y acercarme un ratillo, aunque fuera solo una horita. Cuando llegué me quedé un poco «plof», vaya por delante que los puestos que participaron me encantaron, tenían la esencia de antaño la ironía, la crítica social o simplemente una estética muy bonita.
Los pollos de Masterchef me hicieron mucha gracia, sobre todo los bloques de menudo como mostrador, sí es una tontería en la que me fijé, pero me reí igualmente. El cochino romano era otro puntazo. Y ni que decir que tuvimos al ogro Shrek en persona en las frutas que moló un montón también y los personajes de «Del revés 2» también estaban «mu bonitos» como diría mi abuela. Pero sin duda lo que más me recordó a lo que se hacía antes eran los tres únicos puestos «del pescao»,y luego los mini puestos, como yo los bauticé, también tenían su puntito sobre todo el de «Egg Wars», lo que quiero decir que hubo voluntad, pero que faltó chicha, y eso que estaba por allí el alcalde y todo, y que los grupos de animadores lo estaban dando todo con sus música, sus muñecos bailarines y sus danzantes coloridos. Tal vez la lluvia deslució un poco el evento, al menos a la hora que yo fui, y por eso no se veía tanto público como yo había esperado. En fin al menos me pude comprar un cartucho de doce de castañas por tres euros, no quise sucumbir a las veinte por cinco euros y dejé escapar esa maravillosa oferta.