Los «Royals»

Cada vez que una monarquía europea monta un evento digno de salir en el «HOLA» me gusta bichearlo porque en el fondo soy una romántica, fruto de mi crianza viendo películas de Disney

Hay temas que es imposible no hablar de ellos, en este caso como se puede deducir con lo de los «Royals» esta semana toca… (Redoble de tambor) ¡La coronación del Rey Carlos III de Inglaterra! Cada vez que una monarquía europea monta un evento digno ... de salir en el «HOLA» me gusta bichearlo porque en el fondo soy una romántica, fruto de mi crianza viendo películas de Disney, obviamente me refiero a las bodas, bautizos, coronaciones, etc. Eventos en los que los protocolos ancestrales se activan, las joyas de la corona se desempolvan y los grandes diseñadores de moda se frotan las manos. Pero de todas esas monarquías, sin contar con la patria por supuesto, siento debilidad por la británica, no sé si porque la he estudiado en la carrera, porque simplemente es particular, o porque la reina Isabel II no solo era reina, sino un icono histórico cultural a caballo entre dos siglos, lo que le imprimía carácter. Así que siguiendo mi costumbre, empecé a mirar (y a criticar) los modelos de las invitadas a la coronación: El vestido de nuestra reina Letizia me encantó, elegante y de un rosa precioso, la pamela no me convenció nada, pero es que llevar prenda de cabeza en la actualidad es arriesgado. Lady Helen Taylor tenía un vestido bonito, pero me recordaba al traje tradicional cordobés, así que no sé en qué nivel ponerlo; si en me gusta o no me gusta, el color del vestido de Pippa Middleton era demasiado pálido para mi gusto, igual que el de Rania de Jordania, que suele estar entre mis favoritas de siempre, pero que esta vez ni fú, ni fá, a destacar pongo a Mary de Dinamarca y a Victoria de Suecia, con colores sobrios, pero elegantes. Otros que me gustaron mucho fueron los reyes de los países que iban vestidos a la usanza típica de su país, como por ejemplo los reyes de Bután. No, de Camilla no voy a decir nada, al menos de su vestimenta, que sin desearle nada malo, siempre seré de Lady Di, o en todo caso, de su mito romántico. Después de los vestidos, tocaron los memes, donde me harté de reír con la inventiva y la rapidez de reacción de los internautas, sobre todo con las caras que puso Camilla cuando le pusieron la corona, ya que en algunas de las fotos parecía que iba al cadalso, aunque entiendo o pretendo entender que estaba súper nerviosa y por eso las caras extrañas que puso. Pero, todo este circo mediático se hubiera evitado, si el rey Carlos III hubiera sido coronado como se ha venido haciendo en los últimos nueve siglos a puerta cerrada y sin jefes de estado entre sus invitados. Nadie hubiera criticado que Camilla pusiera cara de haber chupado un limón, que sus detractores pidieran «justicia» porque ese era el sitio de Lady Di, no hubieran habido debates de si estaba feo o no que el príncipe Harry se sentara en la tercera fila, o que los príncipes de Gales parecieran una familia feliz después de las noticias de infidelidades. Pero, realmente entiendo por qué se ha hecho, después de tantos años esperando la corona, era normal que el rey Carlos lo quisiera gritar a los cuatro vientos, y tener testigos de que por fin lucía la corona sobre su real cabeza, algo así como: I got it mother f**ers!, y todo ello a pesar de los memes, del fantasma de Lady Di y de los carteles de not my king. Eso sí, aparte de la jornada de puertas abiertas, se siguió rajatabla el protocolo, con algún desliz en el mismo, como la presencia de la princesa Ana donde antes no iban las princesas… se podía decir que todo estuvo tal y como le hubiera gustado a Lilibeth.

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