OPINIÓN

Mi periplo por Galicia (1ª parte)

De esa visita también aprendí que los gallegos son muy prácticos, no se complican con los nombres de las cosas y los lugares

Como este año hago las Bodas de Cristal en vez de irme de crucero, me he venido a dar una vuelta por la capitales de la comunidad gallega con Camino de Santiago incluido, ya que subo pues aprovecho y me doy el garbeo en condiciones. ... Empecé mi periplo por Galicia echando un solo día en Lugo porque me dijeron que solo tenía la muralla y poco más y, por lo pronto, aparte de la muralla, tiene el reloj de la torre que le falta a la «manquita» de Málaga en el edificio de su Concello, que no ayuntamiento, un museo provincial que es una maravilla, donde tienen el torque celta de Burela, de casi dos kilos así que el noble que lo llevara debería tener las cervicales de un toro, y unas calles llamadas de «Los vinos» donde además de tener una fuente que da vino cada 28 de julio, tienen el mejor pulpo que he probado hasta la fecha. De esa visita también aprendí que los gallegos son muy prácticos, no se complican con los nombres de las cosas y los lugares, si la única torre que queda de la muralla se llama «Torre de A Mosqueira» es porque allí secaban los pulpos y acudía las moscas a tutiplén o la Rúa Do Progreso nombrada por que se construyó en años de bonanza. Lo mismo ocurre con el resto de calles gallegas o por lo menos las que yo he visitado e infraestructuras como los puentes de Orense que son por orden de antigüedad: El Puente Viejo, El Puente Nuevo, El Puente Novísimo y El Puente del Milenio, intrigadísima me he quedado en cómo nombrarán el siguiente puente que hagan. De Orense me gustó escuchar la misa en la catedral el día de la Ascensión, La Plaza Mayor y las termas, de donde mana agua con propiedades medicinales a una media de 80-100ºC no os recomiendo que metáis la mano y mucho menos un quince de agosto, quien diga que en Galicia no hace calor no tiene ni idea, en Ourense como dicen por allí tienen diez meses de invierno y dos de infierno. Como anécdota diré que las termas no han dejado de echar agua ni un día, excepto el día del terremoto de Lisboa de 1755 aquel que descolocó gran parte del oeste de la península, yo le dije a modo de chanza que el día que dejó de manar agua fue porque todo el agua tiró para Cádiz, ya sabéis el famoso maremoto que paró la Virgen de la Palma, es curioso como todo anda interconectado de alguna forma. De la calle de los vinos de Orense, que también tiene una por supuesto, destaco los pinchos, pero sobre todo una empanada de carne que me supo a gloria, no os he comentado que me estoy hartando de zamburiñas también, así que aparte de viaje turístico-espiritual también es gastronómico; en Galicia se come muy bien, ¿barato o caro? Depende, como diría un gallego, según donde te metas, tampoco voy a descubrir yo las Américas ahora. Bueno después de darme paseos, tocó la parte sería, la del Camino de Santiago, he tomado el Camino Portugués saliendo desde Tui, ¿y qué decir de Tui? Que me he enamorado, parece como si se hubiera parado el tiempo en la Edad Media, pero con las facilidades de ahora, el hotel donde me alojé no podía ser más bonito. La catedral, una maravilla, y cruzar el puente internacional para visitar Valencia do Miño y su fortaleza con calles y comercios vivos es impresionante. En fin llevo tres etapas del camino: De Tui a O Porriño, de O Porriño a Arcade y de Arcade a Pontevedra, al cual más interesante, pero como me quedo sin sitio en la columna os lo cuento la semana que viene, que habré hecho alguna más. Me voy a echar Reflex y a descansar un ratito. ¡Buen Camino!

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