OPINIÓN
El patinete ya no se mete
Es normal y lógico que se tomen medidas al respecto, lo que me ha extrañado es que hayan tardado tanto, han necesitado «varios registros» de accidentes para reaccionar
Pues eso, el patinete ya no se mete en el tren, o no se va a poder meter a partir del 12 de diciembre. Antes de leer la noticia completa, tan solo el titular de que iban prohibir su entrada me hizo reaccionar de dos ... maneras o mejor dicho tener dos pensamientos completamente opuestos; el primero y el más solidario fue que a aquellas personas que usaban la combinación tren-patinete como medio de transporte para desplazarse al trabajo, o para ir a las facultades universitarias les habían hecho una faena y que ahora iba a ser un incordio adaptarse a la nueva situación porque ya no ahorrarían tanto tiempo en el camino.
El segundo pensamiento, más crítico fue el de sentir cierto alivio, como usuaria del transporte público, porque mis tobillos estarían de nuevo a salvo de golpes fortuitos con ruedas traseras, los pasillos estarían más despejados, y en los frenazos no me clavaría ningún manillar, cosas que realmente me han pasado porque no todos los dueños de patinetes, pero sí un número considerable de ellos, eran unos dejados con sus aparatos y los soltaban por ahí a la buena de Dios, sin plegarlos o al menos agarrarlos cerca de ellos (que tal vez sólo me tocaba compartir con los mismos de siempre y eran los incívicos, no sé).
Mi siguiente pensamiento fue que por fin RENFE se había dado cuenta de la incomodidad que representaban estos aparatos para el resto de los usuarios y había toma cartas en el asunto de una buena vez, inocente de mí, eso de ir cómodos o que llamen la atención al que molesta está sobrevalorado. La cosa era mucho más seria que un par de golpecitos «amoratatobillos» o una mirada punzante; a medida que leía la noticia más ojiplática me quedaba viendo las fotos de vagones calcinados, totalmente destrozados y ennegrecidos debido a que las baterías de los patinetes se incendiaban y provocaban tal desastre, con el consiguiente peligro y falta de seguridad para los usuarios, por lo que es normal y lógico que se tomen medidas al respecto, lo que me ha extrañado es que hayan tardado tanto, han necesitado «varios registros» de accidentes para reaccionar, yo con un par de ellos (digo dos para dejar el beneficio de la duda al primer accidente) ya hubiera reaccionado, ¡qué un incendio es cosa seria, hombre! y más en un transporte público que según en qué ciudades o en qué horas van petados.
Afortunadamente, o al menos no he encontrado noticias sobre ello, no ha habido víctimas entre los usuarios, tan solo daños materiales de mayor o menor cuantía. La verdad es que nunca me imaginé que los patinetes fueran tan peligrosos (a la máquina en sí me refiero, no al uso que se da de ella, que eso sí ha provocado varias muertes a lo largo de los últimos dos años), con alguna excepción puntual, pero por lo visto no es tan extraño que sufran percances, eso sí por el mal uso de sus dueños más que por defectos de fábrica, porque tal parece que las baterías se incendian por la manipulación de las mismas, los desperfectos por golpes o la utilización de cargadores distintos a los que se deben usar, como decía mi abuelo: «No se te ocurra enchufar un enchufe de 125 en 220» (no sé cómo se las apañan los abuelos para que todos sus consejos sean atemporales) Lo que indica que la picaresca no resulta tan útil en estos casos, porque me imagino que la manipulación es para ahorrar dinero o aumentar la velocidad máxima del vehículo, como aquellos que trucaban la escúter en los tiempos en que yo bailaba en la Punta y al final no se libraban de la multa.