OPINIÓN
Una nueva etapa vital
Después de dieciocho años de servicio en la FAS dejo el uniforme y cuelgo las botas
Esta semana me vais a permitir una columna un poco más personal. Desde ayer me encuentro una nueva etapa vital, laboral, existencial o como lo queráis llamar. Después de dieciocho años de servicio en la FAS dejo el uniforme y cuelgo las botas, no ha ... sido una decisión voluntaria, sino más bien que el sistema no me ha ido bien, esta es mi parte crítica del asunto. Como bien sabe mucha gente de la bahía (ya sabéis que históricamente hemos sido zona militar, los cuarteles de Varela, El campo de las balas, todos los cuarteles de San Fernando…) ,que tienen militares como amigos y familiares, que la tropa tiene un contrato de larga duración hasta los cuarenta y cinco años de edad y que a partir de ahí, según cómo hayas tomado tu trayectoria profesional, te quedas si adquieres la condición de militar de carrera o te vas con una prima (o finiquito) o pasas a RED (Reservista de Especial Disponibilidad), muchos dicen que es injusto irse a la calle con esa edad después de tantos años de servicio por eso luchan y vocean que se debería hacer fijo al personal. Yo siempre he dicho que nunca entré engañada en cuanto al contrato, sabía perfectamente que si no ponía remedio, a los cuarenta y cinco me iba «a la calle», pero sí he criticado que las facilidades para quedarme han sido cada vez más escasas. No es lo mismo entrar con dieciocho años de edad que con veintiocho, porque pierdo diez años de ventaja en el camino, mientras que el que entra con dieciocho años de edad puede cumplir con los catorce años de servicio obligatorios y tener las tres convocatorias para acceder a permanente más las dos de gracia; los que van entrando más tarde tiene más «peguillas», sí es cierto que en teoría te da para las tres convocatorias (las de gracia ni las hueles), pero siempre y cuando entres en las fechas en las que salgan las convocatorios por boletín, sino te coge un poco a contrapié como a mí. Con todo esto quiero decir que yo lo he intentado, pero no ha podido ser. No obstante, me voy contenta, muy contenta porque como dicen en el gremio: «Me voy con la satisfacción de deber cumplido». En estos dieciocho años de servicio he forjado parte de mi carácter, he aprendido unos valores y he adquirido nuevos conocimientos que me van a servir de estandarte en mi nueva etapa vital, pero lo que más me marca en el corazón es haber compartido espacio y vivencias con unas personas de una calidad humana maravillosa, no solo me llevo compañeros, me llevo amigos y hermanos. No ha sido un camino de rosas, ni mucho menos, son muchos años de esfuerzo y sacrificio, pero eso me ha hecho ser una persona resiliente. He vivido momentos muy malos y momentos muy buenos. Los malos me los llevo en la experiencia como lección de vida, los buenos me los llevo en el corazón como alimento de espíritu. En cada destino en el que he servido RACTA 4 (San Fernando), GACA X (Córdoba), y el último CEFOT-2 me he sentido realizada y valorada. Puedo decir incluso, que mi último destino ha sido muy gratificante, porque en la enseñanza se puede ver los resultados de tu trabajo: muchachos y muchachas que entran con mucha ilusión y ganas de trabajar. Y salen con mucha ilusión y ganas de trabajar, pero también con unos nuevos conocimientos adquiridos a base de tenacidad y de los cuales has formado parte, ya sea una explicación de un plano o cómo montar una tienda de campaña. En fin me voy triste, pero también contenta de haber sido parte de esta gran, y desconocida en parte por muchos, institución.