OPINIÓN

Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

No es solo cuestión de leyes coherentes y necesarias, sino también de la concienciación de la población

Patricia Gallardo

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A mi padre, un señor de setenta y siete años, le encanta la Historia, la universal en general y la española en particular, se embebe de cuanto libro o novela histórica cae en sus manos, y abre debates muy interesantes. A mí me encanta escucharlo ... porque él también forma parte de la historia y me cuenta su punto de vista según lo vivido. Obviamente vivió la dictadura y la transición plenamente y habla de sus luces y sus sombras como cualquier persona de su época, tirando a veces del tópico cualquier tiempo pasado fue mejor. La actual política no le gusta nada y como buen jubilado pues a veces me manda algún meme con las bonanzas de «Tito Paco», y yo no suelo echarle mucha cuenta, ya sabéis tipo abuelo Cebolleta, pero el otro día no sé por qué le dije: «Mira papá, tú dirás lo que quieras, pero en esa época yo no hubiera querido vivir porque yo tendría que depender legalmente de mi marido» y me preguntó que quién me había dicho eso, las feministas extremas como la tal o la pascual, (ahí se dejó llevar por su lado político y no por su lado histórico) y le contesté: «Pues mira no, me lo ha dicho la ley de licencia marital que existió desde 1880 hasta 1975, tal vez la derogaron en alguna república ahora no recuerdo, pero que estuvo vigente seguro desde 1936 a 1975, estuvo» Ahí ya reculó un poco, quiso echarle la culpa a los curas y tal, pero al final me dio la razón porque el debate lo avalé con una ley. ¿Por qué comento esta anécdota? Porque es verdad que a partir de 1975 las mujeres casadas tuvieron más derechos de propiedad y mercantiles y que a partir de 1978 todas la personas fueron declaradas iguales ante la ley, pero que no se decretaron leyes orgánicas necesarias ni se reformaron los códigos civiles y penales con la celeridad deseada. Por lo tanto, de puertas para afuera la mujer había adquirido muchas libertades, pero de puertas para adentro no tenían protección. Si no que se lo dijeran a Ana Orantes, que sí que tenía el derecho de abrir una cuenta corriente, pero también un marido que le daba una paliza si se atrevía a poner un pie en la calle sola, cuanto más en un banco y si ella se atrevía a quejarse le decían: «Son cosas de pareja, mujer» y como ella cientos y cientos de mujeres. Hasta que un día de 1997, después de cuarenta años, dijo que ya estaba bien y como una guerrera denunció públicamente su situación, le costó la vida. No obstante, el carácter mediático de tan desafortunado caso fue el detonante para que se abrieran los ojos ante la violencia machista y el Código Penal fuera reformado en 1999 incluyendo la orden de alejamiento y que la violencia psicológica fuera delito. Pero aún quedaba mucho por andar, así que en 2004 se promulgó la Ley Integral contra la Violencia de Género y en 2007 Ley para la Igualdad Efectiva entre Hombres y Mujeres. Y aun así, después de veinte años de que dicha ley esté vigente la violencia machista sigue dejando víctimas en España. En conclusión, no es solo cuestión de leyes coherentes y necesarias, sino también de la concienciación de la población para que Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer no sea necesario celebrarlo porque hayamos llegado a erradicar dicha violencia. Mientras tanto, a seguir luchando y educando que es lo más importante y sobre todo que los cambios no vengan a costa de la vida de nadie. Que ninguna otra reforma legislativa y judicial necesite el sacrificio de otra mujer.

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