OPINIÓN
Devolución y reventa de regalos
«Y aunque en ciertas cosas soy muy práctica, en las cosas que impliquen los sentimientos de una persona, intento pisar con cuidado»
Pasadas ya las navidades, la gente hace un recuento de las cosas que les han regalado, una especie de inventario para ver qué ha caído en sus manos. De toda la vida ha habido cosas que nos gustan muchísimo, otras menos y otras nada, o ... también recibimos presentes que son similares entre sí o simplemente iguales, iguales.
Con los regalos que nos gustan muchísimo, y los que simplemente nos gustan, no hay problema. La polémica viene con los que no nos gustan o están «repe», si los «repe» son regalos de los que yo clasifico como estándar, a saber colonias, bufandas, guantes o cosas por estilo, tampoco hay que alarmarse siempre hay un cumpleaños u otro «regalo de compromiso» a lo largo del año que se pueda aprovechar, este último movimiento es el único que me permito hacer con los regalos no deseados, bueno en este caso no es «no deseado», sino «repe», puesto que a mí se me inculcó desde muy pequeña que un regalo no se regala, que estaba muy feo y que era de mala educación, puesto que era un agravio hacia la persona que se había molestado en regalarte, porque no era el objeto en sí, sino la intención, porque «un simple» (como escuché una vez por la calle en tono despectivo, bueno la palabra era más fea en realidad) estuche de colonia, ya implica que la persona que te regala ha ido a una tienda con tu persona en mente, es decir acordándose de ti.
Que luego me diréis, sí Patricia, pero también hay muchos regalos que hacer por compromiso, y yo diré pues aunque sea por compromiso, no se desmerece el gesto, o si no queréis, pues no regaléis por compromiso, ya que cada vez la sociedad va más a su bola y el individualismo está en auge. Por todo esto, me choca muchísimo que, recién regalados, al día siguiente me encuentre a gente poniendo a la venta sus regalos en Wallapop u otra app de reventa, ya me chocaba cuando devolvían un regalo, no tanto cuando los descambiaban (al fin y al cabo, seguías manteniendo el regalo con otra forma, por decirlo de alguna manera), pero por lo visto es la tendencia, que según he leído, se justifica con dos puntos de vista. Primero: la necesidad económica de algunas familias, que como está el patio hoy en día con la subida descomunal de precios, lo puedo entender perfectamente. Y segundo, para llevar a cabo un consumo responsable y sostenible, puesto que hay muchos regalos que se quedan en el cajón y es una pérdida de recursos. Esta última razón me parece un poco tibia, porque se sigue vendiendo el regalo que te ha hecho una persona, soy una romántica lo sé, y aunque en ciertas cosas soy muy práctica, en las cosas que impliquen los sentimientos de una persona, intento pisar con cuidado.
No estoy en contra de la venta de segunda mano, ni en los dispositivos reacondicionados, ni en que cada quién utilice los recursos que tenga al alcance de la mano, pero si hoy en día somos tan claros a la hora de expresar nuestros deseos e inquietudes, pues que se escriban las listas de deseos bien claritas, así no hacemos perder el tiempo al que regala, ni su dinero, ni recursos medioambientales porque vamos a tiro hecho. ¡Ah!, pero siempre hay un porcentaje de gente que quiere que se les sorprendan con algún regalo inesperado… y si no gusta, ¿cómo le ponemos al niño? Pues ya sabemos: Wallapop. Si es como dirían algunos de mis mayores, «no estamos contentos con 'ná'». Por cierto, por si tenéis curiosidad, los Reyes al final me pusieron el carrusel de las Barriguitas, más contenta que estoy, ¡oye!