OPINIÓN
Dependiendo en las manos en las que caigan
Pues así con todos los objetos que tengamos a mano, se les puede dar un buen uso o un mal uso
Bien es sabido que un cuchillo puede ser útil o peligroso dependiendo de las manos en las que caiga, el objeto por sí solo no es nada, no hace nada, es inerte, sólo está ahí porque alguien lo fabricó, generalmente para un fin lícito. Puede ... ser muy útil en manos de un carnicero, un pescadero, un cazador de los de antaño, un tallador de madera o cualquier otra persona que lo necesite para corta algo; una cuerda, un papel, etc.
Es decir: es una herramienta imprescindible en el día a día que hace más fácil la vida y desarrollo del ser humano (al igual que el fuego, la rueda, la polea…), pero nadie nace sabiendo cómo usar un cuchillo, siempre hay un progenitor, un mentor, un profesor, una persona responsable (subrayo responsable por algo que diré más adelante) que te indica que el cuchillo se debe coger por el mango y no por la hoja, que te enseña cómo usar la muñeca y la fuerza de la mano para que el corte salga limpio, cómo esconder los dedos para no cortarte, en fin todo el «mecanismo» del cuchillo para que funcione con eficacia y eficiencia, pero luego está la contraparte cuando en vez de usar el cuchillo como herramienta se usa como arma, lo cual se puede justificar si es un arma reglamentaria y estamos en medio de un conflicto legítimo o en una competición de puntería de lanzamiento de cuchillos, pero que se convierte en algo horrible cuando se hiere o se mata con el sin ton ni son, o se usa como simplemente como intimidación que no es moco de pavo tampoco. Pues así con todos los objetos que tengamos a mano, se les puede dar un buen uso o un mal uso. Esto también se puede aplicar a la información y a las aplicaciones informáticas.
Y por extensión a la Inteligencia Artificial (AI) que tiene numerosas aplicaciones ventajosas, como la biomecánica, la medicina, el mundo del entretenimiento, cine, videojuegos y muchísimas otras cosas buenas de las que no tengo conocimiento, pero seguro que son la caña. El problema viene cuando esas aplicaciones caen en manos que no son responsables, como menores que hacen uso de ellas como divertimento sin darse cuenta que pueden resultar dañinos.
Como el caso de la última tendencia de moda entre pre-adolescentes y adolescentes que consiste en tomar una aplicación de esas que cogen la foto de tu cara y las ponen en otro cuerpos o entornos, lo que no dejaría de ser una cosa curiosa y entretenida, de no ser porque las caras que ponen son las de sus compañeras de clase en cuerpos desnudos o las de sus compañeros en cuerpos que salen en otros vídeos donde se cometen aberraciones, esto de por sí es serio si en el mejor de los casos la gracia se queda en el propio móvil del que la caga, pero lo peor viene cuando se comparte o incluso se cobran una media de 5 euros por foto trucada. Lo cual es un delito ante la dignidad de una persona y/o un acoso (si no delito) sexual de la misma.
Y dichos delitos los comenten menores en edades que no se les puede imputar (menores de doce años). Así pues, como quería recalcar antes, ¿quién es responsable de esto? ¿El menor que lo ve como una gracia? ¿El adulto a su cargo que no le ha explicado que hacer eso está mal? ¿La sociedad relajada ante el uso desmesurado de pantallas por parte de los menores? Si le damos el móvil malo, si se lo quitamos malo también, y mientras debatimos que si el niño, que si el padre, o que si la sociedad, la casa sin barrer, y las criaturas víctimas con traumas de por vida al verse expuestos en las redes.