La ciudad de los 15 minutos ¿utopía o distopía?
El concepto ha tomado fuerza a partir del confinamiento cuando cerraron las ciudades, restringiendo los movimientos de sus residentes a un pequeño perímetro
El concepto de «la ciudad de los 15 minutos» no es nuevo, ya que fue originalmente ideado por Carlos Moreno, experto en urbanismo y profesor de la Universidad de La Sorbona de París, hace ya unas décadas.
Pero sí que ha tomado fuerza a partir ... del confinamiento por la Covid-19, cuando cerraron las ciudades, restringiendo los movimientos de sus residentes a un pequeño perímetro cercano a sus casas ¿Pero qué se considera una «ciudad de los 15 minutos»?
Es una ciudad diseñada para que el ciudadano pueda acceder, según el urbanista Carlos Moreno, al trabajo, la vivienda, la alimentación, la salud, la educación, la cultura y el ocio en 15 minutos a pie, o como mucho, en bicicleta. Con este diseño se pretende el ahorro energético y el aprovechamiento de infraestructuras que están en desuso o que se usan solo a ciertas horas del día, creando barrios en los que todos los recursos estén más a mano, y las necesidades básicas cubiertas.
Varias ciudades del mundo están intentando implantar este nuevo diseño urbanístico, entre ellas París, Milán o incluso Barcelona. En Cádiz no nos viene de nuevas eso de ir en 15 minutos a todos lados, 20 ó 30 si vas de La Caleta a Cortadura, así que la idea en sí funciona, siempre y cuando nazca de forma natural con la idiosincrasia propia del lugar. No obstante, como yo digo, «el papel lo aguanta todo» y hay ciertos proyectos, que aunque interesantes, son difíciles de llevar a cabo.
De acuerdo con las ideas de Carlos Moreno, se podrían aprovechar los pisos vacíos como espacios de coworking, las cafeterías para dar clases de idiomas por la tarde, los polideportivos como discotecas nocturnas y los edificios oficiales para dar conciertos y otras actividades de ocio los fines de semana.
Pero, sinceramente, ¿creéis que en España se pueden aplicar esas ideas? Lo del coworking y las actividades de ocio en los edificios oficiales todavía lo podría «comprar», pero cogido con pinzas ¿Pero una discoteca en un polideportivo?
Con la marcha que hay en este país se empalma la fiesta con unos largos de piscina, eso sí después de «echar la pota» del cubata, que con un poco de suerte no ha caído a la piscina. Y en cuanto a lo de cafetería… No sé a qué hora cerrarán en Europa (que en realidad sí lo sé), pero ya sabemos que la hora del café por estos lares es sobre las seis de la tarde, así que como mucho puedes quedar para un 'speaking' con un Erasmus de la Facultad de Filosofía y Letras.
A todo esto se le une las teorías de la conspiración en las que defienden que los de «arriba» quieren confinarnos en barrios para tenernos vigilados y que no podamos ir más allá de 30 minutos andando sin pasar por una imaginaria aduana, coartando la libertad del individuo. Aunque alarmista, no me parece una idea tan descabellada, si no recordad los guetos de Varsovia, las reservas indias de América del Norte o los suburbios de las grandes urbes, por ejemplo.
Por tanto, la teoría sobre el papel es una bonita utopía, no obstante el comportamiento social es difícil de predecir y como nos coja a contrapié, bien podemos encontrarnos con una distopía tipo 'Los juegos del hambre' o 'Divergente', donde la sociedad está dividida en facciones o sectores.
En fin, esperemos que todo se quede como en Cádiz, que podemos ir del Olivillo a Vargas Ponce, de la plaza de Abastos al Aldi de la Avenida, o del Campo del Sur a «la playita de las mujeres» en 15 minutos o menos, y eso, yendo tranquilitos.