OPINIÓN
Ceremonia de apertura de París 2024
Pero como todo espectáculo público, esta ceremonia también está expuesta al escarnio público con distintos puntos de vista, unos suaves y otros más incendiarios
Que la ceremonia de apertura ha dado que hablar es obvio, diversas y dispares opiniones rulan por las redes y corrillos cual mentidero y, como es natural, teniendo yo una columna de opinión sería absurdo no compartir la mía. Partamos de la base que en ... el general me pareció preciosa como todas las ceremonias de apertura de los JJOO, hay un curro detrás que me parece admirable. Pero como todo espectáculo público, esta ceremonia también está expuesta al escarnio público con distintos puntos de vista, unos suaves y otros más incendiarios. A mi parecer hubo cosas que no se terminaron de pulir, como algunos comentarios fuera de lugar de los comentaristas muy cogidos con pinzas relativo a las nacionalidades y/o religiones o simples patazos como decir que Alemania en francés se decía «Alemandi» en lugar de Allemagne y la falta de información previa para que hicieran buenos comentarios sobre lo que estaban viendo, porque a veces parecía que estaban más perdidos que el barco del arroz. No me pareció mala idea lo de los deportistas en los barcos, así el público lo podía ver de manera gratuita y me pareció un buen detalle, la pega es que al abanderado no se le daba la importancia que se le ha dado otros años al estar ahí «to arrejuntao» con el resto. El misterio del pibe que llevaba la antorcha se desinfló al final, fue una decepción que debajo de esa máscara no estuviera Zidane, que cierto que no hace parkour, pero tampoco los caballos galopan por el Sena y hubo uno, así que el pretendido Fantasma de la Ópera resultó ser un extra de los «güenos» del juego Assassin´s Creed. Algunos de los espectáculos de la ribera del río patinaron, nunca mejor dicho con la que estaba cayendo; uno de ellos, a mi gusto ¿eh?, fue el del can-can que le faltó coordinación y algo más de chicha, el de los canteros fue muy largo (en general se hacía muy largo algunos pasajes por los eternos 6km del Sena) y el de Lady Gaga un fiasco, nos vendieron un directo cuando era un pantallazo, todo porque la muchacha no quería que se mojaran su mega pestañas, ya decía yo que los bailarines no terminaban de despuntar, si es que estaban ensayando las criaturitas. Y luego el gran dilema: el desfile Kitsch, ese que ha levantado ampollas en la comunidad cristiana, porque como siempre se meten con el arte sacro y no con el de otras religiones. Los cristianos dicen que es una falta de respeto comparar la foto del desfile con La Santa Cena (1498) de Da Vinci, otras personas dicen que no representa ese cuadro, sino al cuadro El festín de Dieux de Jan Van Bijlert (1635), archiconocido, vamos, léase con ironía, que no digo que no tenga sus fans, pero que La Santa Cena es una mijilla más famoso, lo es. Y como todo esto ha levantado tanto revuelo la organización ha pedido disculpas, de manera muy templada a mi parecer, de que no querían ofender a nadie. A ver alma de cántaro: si tú no quieres liarla (en una sociedad de ofendiditos tiktokeros) pones un cartelito diciendo: El desfile está inspirado en tal y te curas en salud. Lo que pasa que los que suelen exigir tolerancia, no suelen mostrarse tolerantes con lo que no es como lo suyo. Y aquí ha sido un claro caso de: «Prefiero pedir disculpas a pedir permiso» y con la polémica disimulo las amenazas externas y los problemas internos. Y si encima cierro con un broche de oro al poner a cantar a Celine Dion en «to lo alto» de la Torre Eiffel, pues termino como un Dios. Por cierto, Daniel Rebiffé tendría que haber sido el que encendiera el pebetero.
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