OPINIÓN
Si no hay camarero, ¿cómo lo hacemos?
Y este hecho me ha llevado a reflexionar la situación actual de los empresarios de la hostelería que no encuentran camareros, o al menos camareros con experiencia, o que no sean tan temporales que no les dure ni un mes
Ya es tiempo de paseo y de terracitas, bueno dejando atrás las lluvias de Semana Santa, por supuesto. Es tiempo de ferias de fiesta y de libros, y de disfrutar de los placeres sencillos de la vida tales como disfrutar del solecito antes de que ... queme, paseando por la playa, los paseos o los parques, o como he comentado previamente, disfrutando de las terracitas. Y este hecho me ha llevado a reflexionar la situación actual de los empresarios de la hostelería que no encuentran camareros, o al menos camareros con experiencia, o que no sean tan temporales que no les dure ni un mes. Que la hostelería es «muy pensionada» como se suele decir no nos coge de nuevas, raro es el que haga menos de diez horas en un contrato de «jornada completa», de hecho creo, sin llegar a equivocarme demasiado que los que tienen contratos de «fastfood» son los que tienen las horas un poco más sueltas, o al menos era lo que yo tenía cuando trabajaba en la pizzería del 2x1, que eran 50 horas al mes, ampliable a 24 más (pagadas), y cumplían eso a rajatabla, lo mismo digo una cosa que otra, pero eso, por lo general, era lo raro. La cuestión es que las circunstancias y las mentalidades de entonces difieren mucho de las de ahora. Antes se cotizaba unas cuantas horas y se hacían más del doble en algunos casos, con el consiguiente pago en negro, hablo siempre generalizando casos, no digo que todos los empresarios lo hicieran así, pero de que se hacía, se hacía. Y llegó la pandemia y se dieron cuenta que no que cotizar no molaba para afrontar los ERES o ERTES, además de que el empresario empezó a ser más consciente de que los camareros y cocineros también necesitaban más horas de descanso y empezó a «educar» al cliente que si la cocina cierra a las 15:00 no te van a atender a las 14:55. ¿Ves? eso sí que no me respetaban a mí muchas veces, la hora de cierre, cuando me llegaban 5 minutos antes de cerrar y decía para llevar y mi jefe que nanai de la china que lo que el cliente quisiera, llevar o mesa. Otra de las razones de la falta de camareros es que ya pocos jóvenes lo contemplan como un oficio real, sino como uno de paso, y no están dispuestos a sacrificar sus días de fiesta y horarios chachis por un trabajo (o su paguita, si me apuras) que «no les llevará» a ninguna parte, que ya sabemos que todos han trabajado en algún chiringuito o similar para sacarse algo en verano, pero ya ni eso. Y a los que sí les interesa trabajar en hostelería muchas veces no les compensa porque la mayor demanda de empleo se encuentra en ciudades turísticas como las islas, por ejemplo y a ver quién es el guapo que trabaja por 1500 euros si le piden un alquiler de 2500 o 3000 euros, que es lo que le cobran a un turista por quincena, y que digo yo, que la criatura tendrá que dormir en algún lado decente después de 10 horas paseando la bandeja y aguantando a clientes bordes la mayoría de las veces. Así que entre que el empresario busca personal cualificado y con experiencia, y que los trabajadores no cogen la experiencia y la cualificación exigida, no encontramos ante la pescadilla que se muerde la cola. Mi conclusión personal es que el trabajador quiere sus papeles en regla, su salario en condiciones y un horario de persona humana, y el empresario que la contratación no le salga más cara que el beneficio. Así mientras entre unos y otros la casa sin barrer y nos vemos este verano comprando latas en el súper y tomándolas en casa a la fresquita, porque si no hay camarero, ¿cómo lo hacemos?
