opinión
¡Alohomora!
«Así que todo lo que sea entretener a los niños de manera sana, y mucho más si implica algo de literatura, contará con todo mi apoyo»
Ya ha pasado un poco más de una semana desde que alguien gritó: ¡«Alohomora»! en San Fernando y abrió las puertas de la ciudad al mundo Harry Potter, engalanando el centro de la Isla con las banderas de las cuatro casas que representan al alumnado ... de tan afamado y mágico colegio Hogwarts, y otras escenas famosas de la saga tales como «El callejón Diagon» y «El cementerio del pequeño Hanglenton», no siendo las únicas por supuesto, a lo largo de todo el recorrido «potteriano» nos encontrábamos infinidad de puntos para disfrutar visitándolos, y para hacerse fotos, con Dementores y prisiones de Azkabán incluidos, aparte de numerosas actividades lúdicas.
Este evento ha dado mucho de qué hablar, y con infinidad de opiniones, he de decir. Los más detractores se quejaban de que antes que poner las banderas de Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin por las calles, deberían ondear la bandera nacional, y el resto de las oficiales, de la fachada del Ayuntamiento y que Halloween no es una fiesta patria y que qué pintaba hacerla (de eso se llevan quejando una temporada aquellos que no la saben vivir, puesto que en San Fernando, ya se lleva celebrando alguna que otra cosa por Halloween desde hace tiempo, sobre todo por las zonas del Castillo de San Romualdo y Camposoto), estas opiniones más negativas, han sido las menos, o al menos lo que ha llegado a mis oídos.
Dejando de lado a los partidarios del algo más tranquilo, como la degustación de castañas asadas y huesos de santo (algo que me encanta igualmente, junto a los «Tosantos» en Cádiz, que por favor tampoco se pierda la tradición), el mundo de Harry Potter ha resultado todo un éxito, nada más había que ver la afluencia de público y las grandes colas en los puntos clave, no por nada había gente de toda la bahía y de otras provincias colindantes de visita. Cientos de chiquillos, sí cientos, no exagero, iban vestidos de los personajes de la saga, aparte de otros tantos disfrazados de la tradición terrorífica de Halloween, a saber: vampiros, fantasmas, esqueletos y brujas pirujas.
Este año, por cierto, ha cobrado especial protagonismo el disfraz de Pennywise, el payaso de la famosa película «It» y que da un miedito que te cag…s. Por lo que hubo muchas personas, entre ellas mi marido, que se preguntaba qué tenía que ver Harry Potter con Halloween, y yo le contestaba que, bueno, aunque Harry Potter y sus amigos no eran malos, no dejaban de ser brujos y por lo tanto, entran en la categoría de personajes que «tradicionalmente» se ven por Halloween, aunque todos saben que los «gringos» se disfrazan en realidad de cualquier cosa para esta fiesta. A lo que voy, Halloween, actualmente es una fiesta para que la disfruten los niños con su trick or treat, es decir, el truco o trato de toda la vida, que tal vez no sea una fiesta «de las nuestras», pero que tampoco nos debería ser ajena, puesto que fueron lo europeos la que importaron a América y nosotros la estamos desempolvando de nuevo con las cosillas nuevas que han aportado nuestros vecinos del otro lado del charco.
Así que todo lo que sea entretener a los niños de manera sana, y mucho más si implica algo de literatura, contará con todo mi apoyo, y medida de lo posible, de mi participación. Así que ni corta, ni perezosa, me calcé mi disfraz de bruja, que no era «potteriana», ni piruja, pero sí encantadora, y me lancé a la calle recitando: «¡Wirgardium leviosa!», no conseguí levitar nada, pero me lo pasé muy bien igualmente.