OPINIÓN
Algo de alivio pluvial, pero ¿hasta cuándo?
No por nada nuestros antepasados llenaron toda la península del aljibes, acueductos y acequias, es decir que ya viene de lejos eso de ahorrar y repartir el agua
Sí, soy una jartible con el tema del agua lo reconozco, pero es que es un tema muy importante al que no le echamos demasiada cuenta, ya se sabe «sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena» o este caso cuando no truena muy a ... menudo. Estos días de lluvia han aliviado un poco nuestros embalses, bastante en algunos de ellos he de reconocer, sobre todo los del sur de España, porque en Cataluña todavía andan regular, y aun así no creo que sea suficiente, no de cara a una primavera y verano que se vienen encima en breve, con duchas de playa, piscinas y parques acuáticos por ejemplo. Y espero que este año no les den por abrir las compuertas de los embalses como el año pasado, la razón por la que lo hicieron me es indiferente ya que no estaban al 100% tampoco, porque si no, mal vamos. Me congratulo de los cofrades que se han tomado estas lluvias como una bendición del cielo y no como un fastidio, a pesar de que no han podido procesionar con su consiguiente desilusión, muchos de ellos han manifestado que el agua hacía mucha más falta y han dado gracias por ello. Por eso me choca mucho que cuando recuperamos un poco la capacidad de los embalses mucha gente diga: Ea mira que bien ya están al 40% o 50% ya estamos apañados, mire señor/a este país no es un desierto gracias a Dios, pero no es precisamente Inglaterra o alguno de esos países donde llueve un día sí y otro no, así que no podemos ir derrochando agua al límite, porque cada vez llueve menos, y de momento nos estamos salvando por los pelos, pero nunca se sabe. No por nada nuestros antepasados llenaron toda la península del aljibes, acueductos y acequias, es decir que ya viene de lejos eso de ahorrar y repartir el agua. De hecho, había tribunales de aguas, uno de ellos El Tribunal de las Aguas de Valencia aún existe como Patrimonio Inmaterial de la Unesco. Y siguiendo un poco con la historia, hace unos años visité el Castillo de Calatrava la nueva en Aldea del Rey (Ciudad Real) data aproximadamente del siglo XII fue fundado por la Orden de Calatrava, orden militar y religiosa parecida a los templarios para que os hagáis una idea, bueno pues es castillo es una pasada en cuanto a construcción medieval, tiene todos los elementos de defensa de la época, muros anchos, ventanas saeteras, difícil acceso a pie…, además de un enclave táctico inigualable en mitad de un cerro, no por nada jugó un papel importante en la batalla de las Navas de Tolosa, pero de todo eso lo que más me llamó la atención fue la cisterna para el agua con una capacidad de no sé cuántos mil litros, prevista para recoger cuánta agua de lluvia fuese necesaria, ya que alrededor del castillo no hay ni un lago, ni un río, ni siquiera un mísero arroyo, porque de qué sirve tener un castillo «to guapo» para resistir un asedio y defender un sitio, si te mueres de hambre y sed (dentro también había un molino de harina). A lo que voy, el tener reservas de agua ha sido algo vital a lo largo de los siglos, lo que pasa que antes tenían más conciencia de ello porque tenían menos comodidades y más contacto con la naturaleza. Ahora estamos tan acostumbrados a tener el agua corriente que sale del grifo que creemos que siempre va a salir. Y mientras estemos nosotros cubiertos (como me dijo una persona el otro día: «Los hurones» ya está lleno que es lo que nos importa a los de Cádiz), el resto nos da igual. Poco se acuerdan de la última sequía en la que camiones cisternas tenían que llevar agua a algunos pueblos.