SIN ACRITUD
Por sus obras los conoceréis
El nuevo hospital de Cádiz es una necesidad absolutamente perentoria para la Bahía; urge un acuerdo entre el Ayuntamiento y la Zona Franca para 'liberar' el suelo y que por fin se pueda hacer realidad
Oímos hablar del nuevo hospital de Cádiz como el que oye llover. Uno más de tantos proyectos que se eternizan y que sólo vemos en futuristas infografías de diseño espectacular. Qué le voy a contar de la Ciudad de la Justicia. O de Valcárcel. La plataforma de Las Aletas, de esa ya no se acuerda ni quién la ideó. Hasta el famoso 'Sportech City' del Cádiz CF, aunque este es un proyecto con financiación privada. Todos ellos se presentaron un día entre aplausos, canapés y abrazos. Grandes aspiraciones. Enormes sueños de futuro. Y a partir de ahí comenzó el vía crucis particular de cada uno. Durante años –literalmente años– nos aburren con declaraciones, acusaciones, mentiras y medias verdades. Y logran que todo se diluya. Mucho marear la perdiz y al final nada de nada. Al cajón del olvido. En Cádiz tenemos experiencia en estos asuntos para aburrir. Sin embargo hay un proyecto que no debería aburrirnos jamás. Porque más que un proyecto es una necesidad absolutamente perentoria. Inexcusable. Cádiz necesita un hospital no sólo para la capital, sino para toda la Bahía. Unas instalaciones dignas y modernas a las que acudir cuando sea necesario y en la que atender a una población potencial de más de medio millón de personas. Actualmente tenemos como principales referencias hospitalarias el Puerta del Mar, manifiestamente obsoleto; Puerto Real, claramente mejorable; y San Carlos, que no es más que una tremenda chapuza burocrática que ideó alguien el año en que dejó de ser militar para 'reconvertirlo' en civil de aquella manera. Consultas externas y poco más para un edificio que está infrautilizado. Luego están las clínicas concertadas como San Rafael o el hospital Santa María de El Puerto. La calidad asistencial se dispararía por mil si la Bahía de Cádiz contara con un auténtico centro sanitario referencial. Y que además fuera universitario de verdad, no sólo en el nombre. Un lugar donde se combinara la atención médica y la investigación.
Cádiz lleva años reclamándolo. Pero precisamente por eso, por el paso del tiempo sin que se concrete nada, al final se diluye como tantas y tantas ideas. Uno más que muere de inanición. De aburrimiento. A por otra cosa. Sin embargo, como gaditanos no podemos arrojar la toalla. Hay que exigir que se construya porque se dan muchos condicionantes para que sea posible. Antes hubo muchos otros proyectos que vivieron 'calvarios' similares pero que finalmente se hicieron realidad. Durante mucho tiempo el soterramiento y el segundo puente no fueron más que planos. Dibujos en un papel. Y terminaron haciéndose. Fundamentalmente por la voluntad política de algunas personas concretas. Para el hospital tenemos lo principal, el suelo. Ese enorme solar abandonado en Loreto que pertenece a la Zona Franca. No hace mucho hubo un principio de acuerdo para permutarlo por otro en el Campo de Gibraltar, pero no fructificó. Ahora es cuestión de que el delegado de la Zona Franca y el alcalde de Cádiz se sienten, negocien, alcancen un acuerdo y se den la mano. Ambos tienen la oportunidad de pasar a la historia de la ciudad por hacer realidad uno de los proyectos más importantes del siglo XXI. 'El tiempo pone a cada uno en su sitio'. 'La historia los juzgará'. Aplique usted el dicho que quiera.
A Carlos Díaz se le recordará por la reforma del paseo marítimo, que no es gran bagaje urbanístico, pero también por su talante afable y conciliador, que probablemente sea lo más importante.
Teófila Martínez es historia viva de la ciudad precisamente por los dos proyectos anteriormente mencionados –soterramiento y segundo puente–, además de otros como la remodelación del estadio Ramón de Carranza –de la mano precisamente de la Zona Franca–, la Casa de Iberoamérica o el Museo Fenicio. Y por supuesto por su enorme capacidad de trabajo. De hecho quiere seguir escribiendo historia de Cádiz ahora como presidenta de la Autoridad Portuaria y con la integración puerto-ciudad.
A Kichi siempre le recordaremos como el que puso en marcha los carnés para darle de comer a los gatos o abrir un Museo del Carnaval sin nada dentro. El carril bici –fíjese usted, un simple carril bici– ni siquiera era un proyecto suyo sino que se lo encontró hecho y pagado por la Junta.
Por sus obras los conoceréis. Pues eso. El hospital. Urgente.