opinión
Top secret
«Los medios tecnológicos de comunicación y las redes sociales hacen casi imposible mantener cualquier secreto a buen recaudo»
Hay una escena en la película de Grease donde Rizzo le cuenta a alguien de la escuela que tiene una falta menstrual, esa noticia al momento se transforma en que «a Rizzo le han hecho un bombo» y va volando tan rápida esa información que ... llega incluso antes que regrese al lado de su novio Kenickie que estaba a menos de 30 metros de donde hizo el comentario.
Eso pasa en el mundo de nuestros ensayos y agrupaciones, guardar un secreto resulta misión imposible. Empezando por el nombre que pongamos cada año a nuestro grupo. Es cuestión de vida o muerte llevarlo en secreto o lanzarlo antes que cualquiera. Ha habido casos de transferencia oral o sea de chivateo entre colegas de las coplas y se han tomado como «prestado» los nombres literalmente o cambiándoles algo del título para disimular. Si los autores y directores son de esos que gustan compartir con sus componentes todo desde el principio, lo normal es que todo Cádiz y parte del orbe sepan de qué van y qué cantan antes de las navidades. Participar en el concurso exige una confidencialidad más extrema que antaño.
Los medios tecnológicos de comunicación y las redes sociales hacen casi imposible mantener cualquier secreto a buen recaudo. La frescura de las letras y la originalidad son la causa de tanto secretismo. En mi memoria queda cuando en los ensayos generales cantábamos hasta el popurrí, queríamos disfrutar de cada actuación sin importarnos que lo estuvieran oyendo los demás grupos aun sabiendo que con ello le dábamos la oportunidad de modificar o coger alguna idea para su repertorio. Hoy día los en los ensayos generales solo se canta lo mínimo y ante un público mayoritariamente amigo.
Con el tipo pasa más de lo mismo. Hay que llevarlo oculto hasta el día de la prueba de costureras donde tampoco se deja ver mucho del resultado final. La indiscreción es una cualidad humana y más en el carnavalero, pero no porque seamos peores al resto, sino porque estamos deseando contarlo todo para explotar por algún lado las ansias acumuladas de tantos meses de ensayos. Antiguamente se exponían en los comercios unos cuadros con el nombre de la agrupación, el director y con los autores pero además llevaba un boceto del personaje con el tipo tal cual se iba a presentar en el teatro, las cartas sobre la mesa.
La escenografía es otro de los secretos a guardar con especial esmero. Los grupos suelen descubrir el atrezo o decorado que llevan con la puesta en escena como mucho unos día antes de su estreno en el Falla. Esto fue provocado por la falta de discreción en los componentes, que aún haciéndolo sin ningún tipo de intención negativa se dedicaban a explicar con sumo secretismo y bajo la promesa de no decírselo a nadie, la escenografía que llevaban a su pareja, claro está, su pareja a su hermana, su hermana a su amiga más íntima, su amiga más íntima a su padre, su padre a los compañer@s de trabajo y de ahí a todo Cádiz, llegando igual que si fuera el vuelo de un boomerang a oídos de los mismos creadores.
Aunque muchos no van a creerme, he guardado secretos de la escenografía y salida de figurantes hasta minutos antes de cantar, desvelándolo al grupo en el propio camerino. Llámenme desconfiado pero hoy día crear algo original es muy difícil pero evitar que «te lo tomen prestado», mucho más.
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