OPINIÓN

Un libro de excusas

Hablando de carnaval siempre he dicho que cuando me retire, que será pronto, pretendo sacar un libro para dejar constancia de las miles de excusas, justificaciones y argumentos que utilizan los carnavaleros para faltar a lo ensayos o alguna actuación

En los últimos sucesos acaecidos por Valencia y alrededores hemos oído por parte de los políticos de turno, un sinfín de excusas y justificaciones para escabullirse de cualquier responsabilidad que pudieran atribuirles. Que si una reunión de trabajo, que si no había cobertura, que si ... la AEMT, que si el ministerio de la transición ecológica y el reto demográfico del gobierno de España, que si la imprudencia de las personas…

Muchos y variados pretextos que sirven para echar balones fuera y evitar perder sus mullidos asientos con sus correspondientes golosos sueldos y privilegios políticos.

Hablando de carnaval siempre he dicho que cuando me retire, que será pronto, pretendo sacar un libro para dejar constancia de las miles de excusas, justificaciones y argumentos que utilizan los carnavaleros para faltar a lo ensayos o alguna actuación.

Para no descubrir mucho por adelantado del contenido de ese futuro libro, voy a dejar algunas pinceladas de las maneras más variopintas e incluso extrañas de buscar argumentación para no acudir al ensayo o a alguna actuación .

La más típica y común es la de que mi «chico está malo y me tengo que quedar con mi mujer para ayudarla». Muchas veces será verdad, no lo dudo, pero la mayoría suena a trola viendo después como habla por las redes del partido jugado esa noche del Madrid en la Champions e incluso hay algún torpe que saca una foto jugando con «el chico» que estaba tan enfermo.

La muerte de la abuela de un amigo, esa es genial. Que el amigo estaba tan compungido que iba a estar toda la noche acompañándolo en el duelo de la anciana. Que digo yo que podría irse al tanatorio después del ensayo que acaba sobre las once y ya cumplía con el amigo y con el coro, pero por los lo visto son excluyentes. Si hace una cosa no puede hacer otra y además tendría que llevar personalmente el reclinatorio para rezar por la fallecida.

Una vez me dijo un corista que no podría asistir al ensayo del viernes porque tenia que preparar el cumpleaños de la hija que lo celebraban en su casa el sábado por la tarde. Por lo visto esa misma noche de viernes, que casualmente jugaba el Cádiz, se iban a poner a llenar mil globos que tenían encargados entre toda la familia y parte del vecindario, que ellos los cumpleaños lo celebran por todo lo alto, como si les tocará el gordo.

Otra muy socorrida justificación de ausencia en un ensayo es la de ayudar a un familiar en una mudanza. Las mudanzas por lo visto son nocturnas, todas comienzan a partir de las nueve de la noche y coinciden casualmente con el horario de ensayo. La mayoría de ellas necesitan tener a su disposición a toda la familia y según me contaron llenaron tres trailers de esos que ponen detrás vehículo longo, donde además echaron todo el día y parte de la madrugada. Otra fue que tenia la comunión de su sobrina, y estábamos en noviembre…

Ahí os dejo unas cuantas anécdotas, el resto la podréis leer en el libro.

Emulando un poco la frase que una vez dijo Alejandro Dumas, donde prefería que lo tomaran por malo antes que imbécil, yo también prefiero que me tomen por un director severo y malo que no por uno blandito e imbécil ,el malo descansa de vez en cuando de sus fechorías pero el imbécil siempre lo es.

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