OPINIÓN

Dioses de barro

Entre tantos dioses de barro que apuestan por el trabajo bien hecho y el juego limpio, los habrá también de cristal, de papel, de arena e incluso de humo

Por desgracia el barro es el protagonista principal en estos días y no podía escribir de algo tan banal como el carnaval sin aludir antes a tantas víctimas y desgracias personales ocurridas por las inundaciones de Valencia.

Los ciudadanos de a pie en este caso ... llevan el título de dioses de barro con una escoba y un recogedor en la mano a modo de cetro, para salvar a su familia, su casa, su ciudad y su dignidad.

Mientras, políticos y populistas se dan la mano para derrumbar con su gestión y actuación a estos dioses que, aunque no sean de barro sí están embadurnados con él.

Si bien en otros tiempos esta letra iba dedicada principalmente a los actores, hoy día tiene vigencia dándole otra visión, decía Víctor Manuel en su canción «cómicos», que duermen vestidos, viven desnudos, beben la vida a tragos, son adorados y son calumniados como dioses de barro. Una exaltación a la resistencia, dignidad y la lucha por la autenticidad en un mundo que muchas veces busca silenciar y controlar a los más vulnerables. Desde aquí mi mayor solidaridad y condolencias.

Los carnavaleros somos también como extraños dioses de barro. Lo mismo se nos adora se nos calumnia, se nos eleva a los altares o condenan al abismo.

Tantos dioses como inscripciones hay para el concurso de este año donde se rondará sobre los ciento ochenta grupos. Ciento treinta y cinco adultos, veintinueve infantiles y dieciséis juveniles. En adultos cabe destacar a los diecinueve coros, no estábamos tan muertos como decían. Regresa el coro de Valdez con su original y desenfadada forma de ver la modalidad y el coro de Chiclana que tantas y gratas sorpresas nos ha dejado. Debuta un coro de Ceuta, y acuden de nuevo a la cita el de Sevilla, de Barbate, de San Fernando y el de Huelva. Trece coros de la capital y seis foráneos.

En chirigotas es destacable el regreso de Yuyu, el Canijo y Kike Remolino, en comparsas la vuelta de Jesús Bienvenido que viene en ausencia de Martínez Ares. En cuarteto faltará Morera. Se prevé un concurso bonito y competitivo.

Entre tantos dioses de barro que apuestan por el trabajo bien hecho y el juego limpio, los habrá también de cristal, de papel, de arena e incluso de humo.

Distinguiremos a los de cristal en aquellos carnavaleros llorones entre bambalinas de poca moral, frágiles antes cualquier adversidad, que toman al carnaval como la vida misma y que no ven más allá de sus propias narices, febrero lo es todo para ellos.

Veremos a dioses de papel mojado en esos que no escriben nada comprometido por miedo al fracaso. Los buena gente. Sus letras inocuas, sus tipos espectaculares y sus repertorios sin riesgo lo desenmascarán otra vez.

Serán muchos los dioses de arena que apreciaremos entre tanto carnavalero, esos a quienes se les escapan entre sus dedos y como finos hilos de arena, su lealtad, amistad, compañerismo y pertenencia a una familia. Primero yo, después yo y luego también yo, es su leitmotiv.

Y por último los dioses de humo, que venden cada año su repertorio como obras maestras y son unos expertos en el corta y pega, profesionales de la copia.

Otro concurso lleno de dioses.

Los dioses de barro, más bien con barro, no están en los altares, son de carne y hueso y los encontrarás por las calles de Alaquàs, Albal, Aldaia, Alfafar, Algemesí, Benetússer, Catarroja, Massanassa, Paiporta, Picanya, Sedaví, Utiel…

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