OPINIÓN
Los diagramas de Veen
Los del nuevo plan son más profesionales, más reducidos, cantan mejor y sus letras y tipos son muy ocurrentes. Ambas elecciones persisten hoy día
Los que estudiamos la E.G.B (Educación General Básica), sabemos de sobra que son estos diagramas que os menciono como título del artículo. Eran unos círculos que se superponían formando unas figuras para ilustrar las relaciones lógicas entre dos o más elementos. La teoría ... de los conjuntos que se llamaba, iba dentro de la asignatura de matemáticas y aunque en principio pareciera sencillo, cuanto más se avanzaba en ella más se complicaba porque acarreaban unas propiedades (conmutativa, asociativa, disyuntiva, distributiva…) que servirían principalmente para complicarle la existencia a los adolescentes de nuestra época. Se utilizaban básicamente para organizar cosas de forma gráfica y destacar en qué se parecían o diferenciaban ciertos elementos. Por aquel entonces no sabíamos apreciar que esos diagramas nos ayudarían más adelante a que nuestras mentes estuvieran más abiertas y con más amplitud de miras hacia el resto de disciplinas. Algunas materias nos parecían que no nos servirían para nada en nuestra vida, que eran inocuas y que solo servían para engordar de polvo y paja lo libros de las asignaturas.
Tengo una hipótesis que quiero exponer a debate.
Dentro de los carnavaleros se distingue entre los que hicimos la E.G.B y de los que no. Bajo mi osada conjetura los que la estudiamos somos más románticos a la hora de escribir, pero tal vez más lentos en el aprendizaje. Tenemos mayor creatividad, pero menor energía. Somos menos individualistas, pero menos aventureros para probar cosas nuevas.
Dentro de los coristas también se percibe los de un plan de estudios y otros. Los de la E.G.B., aún llevamos manzanilla de Sanlúcar en la batea para aclarar la voz, mientras los de la nueva era son más sanos y llevan Nestea de maracuyá. Tan necesario unos como otros. En comparsas los del plan antiguo siempre cantaban en grupo, los de hoy conciben actuaciones en solitario, en dúos e incluso tríos, válidas una cosa como otra.
Los chirigoteros de la educación general básica eran más naturales, daban hasta saltos en la escena y los que estudiaron el plan moderno son más estáticos, pero más ingeniosos en sus temas. Ambos muy lícitos. Los cuarteteros del plan antiguo siguen haciendo las parodias rimadas dándole continuidad a la tradición y los de los nuevos tiempos están más trabajados, tanto en interpretación teatral como en repertorio. Las dos opciones son necesarias para el concurso.
En las agrupaciones callejeras también notamos cuando un grupo o autor era de la antigua enseñanza o de la nueva. Los añejos salían con un mono de astilleros y una peluca y llevaban hasta sus padres e hijos, cantaban como podían y eran muy numerosos. Los del nuevo plan son más profesionales, más reducidos, cantan mejor y sus letras y tipos son muy ocurrentes. Ambas elecciones persisten hoy día.
Mi hipótesis viene a mostrar, que no a demostrar, que la educación que recibamos es la que nos marcará para un futuro, independientemente que nos adaptemos a los nuevos tiempos y no queramos perder la raíz de nuestras tradiciones.
La teoría de los conjuntos con los diagramas de Venn que os mencionaba al principio, nos sirvió a los adolescentes de aquella época, entre otras cosas, para que hicieran saltar chispas entre nuestras neuronas carnavalescas y le diéramos un cambio de orientación a las agrupaciones de los años ochenta y quizás por qué no, sembrar el germen futuro para los carnavaleros actuales.
Una cosa es cambiar para mejorar y otra muy distinta es transformarse en algo irreconocible.