OPINIÓN
El arte de Cádiz
La realidad y experiencia nos demuestra que un cuplé es gracioso o no, según quién lo cante y cómo lo interprete. Hay gente que nace con ese arte intrínseco
Cuando se habla del arte en nuestra ciudad se refiere más a la forma que tenemos de hacer las cosas que a la calidad artística del tema reseñado en cuestión. Cuando decimos por ejemplo que un chirigotero tiene mucho arte sobre las tablas nos estamos ... refiriendo principalmente a su gracia y desparpajo en la escena, más que a la propia calidad literaria o musical que esté expresando en ese momento. La realidad y experiencia nos demuestra que un cuplé es gracioso o no, según quién lo cante y cómo lo interprete. Hay gente que nace con ese arte intrínseco.
En la historia de nuestro carnaval hemos disfrutado de personajes en el escenario, que si analizáramos bien el contenido de lo que interpretaban veríamos que en su mayoría estaban pobres de mensaje y cortos de ingenio. Su gracia innata y arte gaditano salvaba el chiste o lo engrandecía considerablemente. Personajes como Lobe, Cabra, Sherif, Lulu, Selu, José Mari el de Malet, el Peña, el Masa, Felipe Segundo, Manolo Cornejo, Gago, Aguilera, Morera, Carlos Meni, Joselito, el Gómez, Padilla, Mato, Paco Leal, Paquito Gómez…le dan o dieron ese aporte necesario para que sus repertorios triunfaran.
Este año quisiera destacar a dos personas que para mí merecen el galardón de abanderados de nuestro arte más singular. Por una parte, Julio Álvarez, componente muy conocido de la chirigota de Gueli Villegas 'Los exageraos'. Un chirigotero que no va de gracioso pero que sin duda representa el más puro arte de la gracia gaditana, que sin muecas ni gestos obscenos o de mal gusto le da un salto de calidad a todo lo que interpreta, enhorabuena.
Por otro lado, os quiero señalar a un corista, Ricardo Darriba. Componente del 'Coro de los Niños' desde casi sus comienzos y de la chirigota del Yuyu, que este año ha interpretado a las mil maravillas el personaje de Hércules Pierrot en nuestro coro 'Asesinato en el Cádiz Express'. Un corista que llena la escena sin protagonismo, que se mete en su papel desde el minuto uno de la actuación, que además canta como los ángeles y que su bien hacer no es más que fruto del trabajo y estudio diario del repertorio, donde además hay que añadirle el plus de lo buena persona que es, como toda su familia, y de su gracia inherente gaditana, el arte de Cádiz en mayúsculas. Un arte que espero le reconozcan esos miembros del jurado de 'Lo mejón de lo mejón', ya que nadie del jurado oficial así lo ha visto. Tampoco ha sido agradecido e incluso ni tan siquiera mencionado en tantas y tantas crónicas periodísticas y personales que se hicieron sobre nuestra agrupación. Estoy seguro que esa omisión, de no destacar a nuestro personaje y por su supuesto a la persona que lo representaba, se hizo sin mala intención. Tal vez para no engrandecer algo del adversario que perjudicara en su escalada a los grupos afines a dichos miembros del jurado y a los cronistas, que, por desgracia, y una vez pasado el concurso, se les ha visto el plumero en redes y demás mostrando de qué lado estaban desde el principio.
El arte de Cádiz no es tener el 'ingenio' de sacar un cuplé muy fresquito sobre el incendio de Valencia, ni pensar que la libertad en carnaval está por encima de cualquier valor humano o comportamiento cívico.
No todo vale por hacer reír a tu público para después llamar ofendiditos al resto.