el apunte
El móvil en las aulas
El uso de los teléfonos se ha convertido en un problema que hay que controlar en los colegios
El uso de la tecnología es algo que no se puede frenar. Ir contra este cambio de comunicación tan adaptado, tan asentado, tan irremediable, no tiene mucho sentido. Es un nuevo modo casi de vida, de relacionarse, de estar informado, y también, de estar en ... la sociedad y no fuera de ella. No hay otra. Por ello es mejor buscar fórmulas de cómo comportarse con estas herramientas a evitarlas, obviarlas y que su práctica se convierta en un problema.
Y más aún para el público más joven que está formándose y que no responde ante algunas situaciones de un modo más pausado. Tienen sus móviles o tablets siempre a mano, dependen a menudo de ellas -incluso para estudiar- por lo que lo único que hay es que enseñarles a convivir con estos aparatos de una forma sana y constructiva.
Es evidente que se han colado en todos los hogares y también en sus colegios, por lo que ha sido necesario admitir esta evolución y que formen parte de su día a día de una forma correcta. Más aún cuando llegaron los smartphone, las redes sociales, etc... el tiempo medio de utilización de los teléfonos se disparó. Muchos de estos jóvenes ya nacieron con este uso. Antes incluso de saber leer o escribir ya conocían cómo funcionaba la tecnología. Eso obligó a establecer controles parentales y a buscar la desconexión en las aulas.
Hace un año la Junta de Andalucía puso en marcha una serie de medidas para intentar que los alumnos estén en sus centros educativos fuera de ese mundo digital. También que no caigan en la red más peligrosa o que no se creen conflictos entre compañeros por las publicaciones que hagan o vean.
Y, según se informa, esa 'desconexión' se va consiguiendo. Algo que agradecen sus profesores. Así lo cuentan hoy en este periódico. Paso a paso se ha ido logrando que los móviles permanezcan el tiempo necesario y no en exceso ni cuando no pueden utilizarlos. De esta forma se ha tendido a incentivar una educación más imaginativa, más de comunidad y también mucho más cautelosa ante la serie de peligros y riesgos que existen en la red.
El objetivo es claro y necesario: dar una educación vigilada y controlada y que los niños puedan rendir más el tiempo que permanecen en sus colegios e institutos. La tecnología no es mala, es necesaria, pero hay que tener claro y seguro cómo y quién la utiliza.