perspectivas

El reto de la vivienda

«De ser el problema número 18 de los españoles en 2018, es ahora el primero»

En el último tiempo, el reto de la vivienda se ha convertido en el típico tema sobre el que todos opinamos. A menudo, al escuchar hablar sobre él, sería lógico que, si somos aficionados al carnaval, recordemos eso que decía el Selu en «Los Enteraos»: « ... la gente opina como si todo el mundo aquí entendiese…» Ya saben cómo termina.

Bromas a un lado, este reto es muy serio. De ser el problema número 18 de los españoles en 2018, es ahora el primero. Estamos ante un desequilibrio brutal de la oferta y la demanda con un déficit de 600.000 viviendas en toda España. Cada año se forman casi el doble de hogares que nuevas viviendas, generando un desfase que provocará que, en diez años, hagan falta 1.5 millones de viviendas nuevas. Otro dato: por cada anuncio que se pone para alquilar una vivienda, la media de demandantes asciende a 25. Es cierto que existen viviendas vacías, sin embargo, la mayoría de ellas, o no están en condiciones de ser habitadas, necesitando inversión, o se encuentran en zonas donde no hay demanda.

Si a problemas que ya arrastrábamos, como la burocracia o los retos propios del sector de la construcción, sumamos que el Gobierno central, con sus soluciones, impulsadas mano a mano con los socios como Bildu solo han complicado más el problema, estamos ante la tormenta perfecta. Los precios siguen subiendo y la oferta cae en picado. Y es que, limitar los precios, suele generar el efecto contrario al deseado. Además, la legislación actual se empeña en favorecer al «okupa», generando miedo en los propietarios por miedo a impagos. De nada sirven los anuncios mágicos si la chistera, por abajo, está rota.

El reto de la vivienda no es sencillo. Necesita un amplio abanico de soluciones, cuantas más mejor: fiscalidad atractiva, menos burocracia, más construcción y rehabilitación, más seguridad jurídica entre otras que están desarrollando administraciones que, a diferencia del Gobierno central, sí están encarando el problema sin sectarismos.

Soluciones que se adapten a cada lugar. En lenguaje «arquitectónico», aplicar la metodología de la «Tendenza» frente al «Estilo internacional». Es decir, no pueden ser idénticas las soluciones para una ciudad limitada en crecimiento como Cádiz, que la de grandes urbes como Madrid o Barcelona o las del medio rural. Lo importante es que todas sumen. Muchas no tendrán resultado inmediato, otras sí. Pero, en conclusión, no hay tiempo que perder.

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