Tanto que ofrecer

Todos esos valores que tenemos - gastronomía, patrimonio, naturaleza - parecen eclosionar en los meses de verano y ser admirados del norte al sur del panorama nacional e, incluso, del internacional

A nadie debería sorprenderle que Cádiz sea una de las provincias con mayor potencial de toda España. Además, tras años de letargo, la situación política actual de Andalucía nos coloca en una posición privilegiada. El impulso que se prevé que experimentará la región más poblada ... de España, indudablemente, nos beneficiará por estar dentro de ella pero, también, por ser una de las provincias más completas de esta Comunidad.

Todos esos valores que tenemos - gastronomía, patrimonio, naturaleza - parecen eclosionar en los meses de verano y ser admirados del norte al sur del panorama nacional e, incluso, del internacional.

Y es que, la cantidad de personas que nos visitan en este tiempo son nuestra mejor publicidad. Ya bien sea a través del «boca a boca» o mediante redes sociales, quien veranea en la provincia de Cádiz suele contarlo y ensalzar nuestras virtudes. Mientras que en invierno en España parece que «todo ocurre en Madrid», parece que «todo pase» en Cádiz en julio y agosto. La provincia se convierte en un punto de confluencia nacional y la mayoría de los que vienen, repiten.

Es incalculable el impacto positivo a nivel de marca «Cádiz» que eso tiene. No solo para que más turistas sigan viniendo a nuestra tierra, sino para que posibles inversores con visión de negocio y de futuro se fijen en este rincón «al sur del sur» para desarrollar nuevas ideas.

Sin embargo, aunque el turismo es nuestro mejor escaparate, también puede ser la piedra que lo acabe rompiendo. Es nuestro mejor manantial, pero también puede acabar convirtiéndose en un río descontrolado que nos desborde.

Porque, para los amantes de la playa de Bolonia y el entorno de la ciudad romana de Baelo Claudia, ver coches aparcados de manera masiva, invadiendo espacios naturales, resulta una imagen desoladora en un enclave de esas características. Y, como esa, otras muchas situaciones que nos dan el aviso de que estamos caminando por el peligroso alambre de convertirnos en un destino masificado. Llegado ese punto, ya no hay vuelta atrás. La calidad de lo que ofreces comienza a caer en picado, mientras que la esencia se disipa paulatinamente. La hostelería se desborda a nivel humano y de productos, el que nos visita no encuentra la paz y quien vive aquí, acaba aborreciendo el turismo.

Si hay un sector que sea vital para nuestra provincia, para Andalucía y para España es éste. Por eso hay que cuidarlo y preservarlo y, por eso, no todo vale.

La saturación es opuesta a la calidad, por eso hace falta un plan bien diseñado. Diferentes administraciones, en colaboración con la sociedad civil, han puesto sobre el papel planes estratégicos para ver qué rumbo ha de tomar la provincia en esta materia. Sin embargo, más allá de las palabras «calidad», «referente» y «sostenibilidad», se suelen tratar generalidades y no se hace un análisis realmente concienzudo para segmentar la provincia y ver qué podemos o queremos ofrecer en cada zona.

Partiendo de la base de que en verano, la mayoría de los que se van de vacaciones buscan la costa, Cádiz tiene la suerte, por su morfología, de ser una de las provincias de España con más playas. Aprovechémoslo. Veamos qué puede ofrecer cada parte e introduzcamos la variable del turismo de lujo además de potenciar eventos, congresos, competiciones deportivas, etc.

En su momento ha habido localidades como Vejer que supieron lo que querían, estableciendo contrastes entre su zona de playa – El Palmar – y su centro histórico, perfectamente cuidado y decorado.

Ese «qué queremos ser de mayor» de ida y vuelta entre administraciones y sector turístico, tiene que tomar más fuerza. Porque corremos el riesgo de que, teniendo tanto que ofrecer, acabemos dándolo todo y quedándonos sin nada.

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