Opinión
Octubre, el otoño y la vida
«Octubre es, en definitiva, una enseñanza para aprender a mirar la vida desde distintos prismas e intentar sacar, siempre, algo que pueda llegar a ser positivo»
El otoño y la primavera son las estaciones que mejor reflejan lo que realmente es la vida: un recorrido con un camino en el que sabemos el principio y el final, pero que siempre está lleno de momentos y circunstancias que no podemos predecir. A ... diferencia del verano y el invierno, con temperaturas y maneras de vivirlos mucho más definidas, la primavera y el otoño, son bastante más impredecibles.
Octubre es un claro ejemplo de esa incertidumbre que nos ofrece la vida. Puede regalarnos días templados y agradables, pero también semanas de lluvia y mal tiempo, a diferencia de noviembre, que suele asociarse más al frío y a ser la antesala del frío, sin tanta variación en su clima. Octubre, por otra parte, nos recuerda la realidad de la vuelta a la normalidad, porque dejamos definitivamente atrás el verano, mientras que septiembre, con sus dos almas, todavía nos evoca lo que las tardes de sol y playa pueden ofrecer.
Esa vuelta a la «normalidad de las normalidades» es, también, un choque frontal con la realidad, así como el primer examen a esos propósitos que nos pusimos al comenzar el curso y que, quizá, no estemos cumpliendo.
Puede que, como mes, no tenga la popularidad de otros y que no se hable tanto de él. Puede que parezca, aparentemente, más plano y que no busque tanto protagonismo. Sin embargo, lo primero que nos enseña octubre es que, entre la discreción, la normalidad y la aparente monotonía, muy frecuentemente también podemos descubrir lo trascendente. No hace falta vivir eternamente en el esplendor del verano ni rodeados de las luces navideñas —que, desde hace unos años, ya empiezan a instalarse en muchas ciudades desde el propio octubre, aunque no estén encendidas— para disfrutar de cada momento. Y es que, este mes, a pesar de que no lo parezca, es un mes plagado de días señalados: para nuestra policía con sus «Ángeles custodios» o para distintos puntos de España desde Cádiz a la Comunidad Valenciana. Días tan trascendentes como el día que da sentido a nuestra nación: el Día de la Hispanidad, festividad del Pilar..
Tan aparentemente monótono es octubre que, la oración católica que se le asocia, el rezo del Rosario, es, sin duda, la que lleva la repetición en su razón de ser. Pero, como nos muestra la advocación de la patrona de nuestra ciudad, en esa capacidad de no cansarnos aunque las cosas no salgan a la primera, en esa perseverancia, está la receta para alcanzar los objetivos más difíciles que podamos imaginar.
Octubre es, en definitiva, una enseñanza para aprender a mirar la vida desde distintos prismas e intentar sacar, siempre, algo que pueda llegar a ser positivo. Quién sea amigo del frío y de las tardes de lluvia podrá ver en él la vuelta a esa manera de vivir. Quién no lo sea, podrá seguir teniendo algún día de sol y calor. Y, aunque no los tenga, y después de octubre, vengan noviembre, diciembre y el invierno, aprenderá a esperar, porque después de éste vacío florecerá la primavera. Dicho de otra manera, después de que las hojas caigan del árbol, siempre saldrán otras nuevas.
Por eso, por muy perdido que parezca que está todo, muy frecuentemente, después de momentos malos, aunque parezca que puedan venir otros, incluso, peores; octubre nos recordará que no todo está perdido.