Un legado para el hoy

La Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid, tuvo en mí un efecto especial: empezar a valorar la figura de Benedicto XVI

Miguel Ángel Sastre

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En agosto de 2011 tuve la oportunidad de ir a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Madrid. Pude vivir el ambiente, el fervor y el Vía Crucis que tuvo como epicentro la Plaza de Cibeles, lugar cargado de significado. No pude, por ... contra, asistir a la vigilia en Cuatro Vientos, una tormenta de Fe que me arrepentiré siempre de no haber vivido. Sin embargo, la JMJ tuvo en mí un efecto especial: empezar a valorar la figura de Benedicto XVI. Nuestros padres y abuelos nos habían hecho conocer a Juan Pablo II – del que fue mano derecha -, pero no teníamos casi referencias de Ratzinger y ningún vínculo con él. A diferencia de Wojtyła, Benedicto era prácticamente indiferente para jóvenes y adolescentes.

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