OPINIÓN
Hipotecas, alquileres y facturas
Cada día de legislatura se ha convertido en un día de pago de cuota de alquiler que va agrandándose por momentos
A lo largo de la semana, en lo relativo a la actualidad mediática y política se suceden multitud de situaciones en las que no sabemos realmente a cuál prestar atención.
En nuestra vida, en ocasiones, pasa lo mismo. Vivimos muchos momentos a lo largo de ... la semana, pero unos nos marcan más que otros. Es común, en este mundo que vivimos, que recordemos con especial detalle aquellos en los que hemos tenido que hacer un gran desembolso de dinero o, incluso, aquellos en los que, por algún desgraciado motivo, hemos perdido ese dinero o nos lo han robado.
La semana pasada sucedieron muchos hechos que marcaron la actualidad política española. Cada uno tendrá una opinión sobre cuál fue el más relevante pero, si hiciésemos una traslación de la importancia que le damos en la actualidad a desembolsar una gran suma de dinero en algo o perderla, no hay duda de que hay un hecho que destaca por encima de los demás. Un momento que sí que puede tener una consecuencia directa en nuestro bolsillo.
Tras la ley de amnistía, y tras las elecciones en Cataluña, en esta última semana hemos visto que el Gobierno abría la puerta, ya sin esconderse, a perdonar la deuda que tiene el gobierno autonómico de Cataluña para que así el candidato del PSC-PSOE pudiera gobernar en ese territorio. Si eso fuese así, la pregunta inmediata es ¿y eso quién lo paga?
Pues no hay duda de que si se perdona la deuda a un territorio concreto, el resto de españoles en su conjunto, serán quiénes lo paguen. Cientos de euros por español que tendrán que ser destinados al pago de esa factura.
Y es que ahí es donde está la clave del asunto. Cada día de legislatura se ha convertido en un día de pago de cuota de alquiler que va agrandándose por momentos. Una hipoteca variable con tipo creciente cuyo pago, con cierta asiduidad, permite a Sánchez seguir durmiendo en el Palacio de la Moncloa.
El problema de esto es que la factura no la paga Sánchez y su Gobierno, sino que «solidariza» su deuda con el resto de españoles. Circula por las redes sociales esta semana un vídeo sobre pagar una deuda que no te corresponde cuando pides la cuenta en un bar, que expresa perfectamente esta situación. Vamos a pagar por algo que no es nuestro.
Y es que, mientras que la situación del acceso a la vivienda en nuestro país cada vez es más complicada; mientras que, por causa de la reciente ley estatal, los precios suben aún más y la oferta cae, taponando lo bueno que puedan hacer otras administraciones; mientras que afloran fenómenos como el de la «inquiokupación», es decir, inquilinos que se acogen a la legislación de este Gobierno para no pagar su alquiler; mientras que los precios de la construcción suben encareciendo las viviendas; mientras que es muy difícil para muchos ahorrar para tener la entrada suficiente para el pago de un piso; mientras que todo eso agrava la emancipación de los jóvenes y que puedan, si quieren, formar una familia; a este Gobierno, con su presidente a la cabeza, parece que solo le preocupa el pago de una cuota del alquiler, de una factura concreta, o de un recibo hipotecario concreto.
Solo les preocupa aquella deuda que contrajeron por un puñado de votos para, haciendo lo contrario de lo prometido, poder mantenerse en el poder a pesar de perder las elecciones. Y de aquí surge una paradoja: mientras que el Gobierno intenta solucionar el rompecabezas de la deuda catalana, ¿y su deuda con sus socios? ¿Quién la condonará?
Porque, como alguien les dijo una vez: si alguien te tiene chantajeado, siempre exigirá un pago más. Por eso, todos nos preguntamos ¿hasta dónde llegará esta hipoteca creciente?
Al Gobierno quizá le dé igual porque al fin y al cabo, cada vez que llegue la factura del alquiler o la hipoteca de la Moncloa, por muy grande que sea, seguirán sin pagarla ellos, sino que la compartirán con todos los españoles.