OPINIÓN
Dos alas para volar
«Necesitamos desplegar correctamente nuestras alas para encontrar la estabilidad y poder volar»
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Cualquier avión, para tener estabilidad y poder volar, necesita que sus dos alas funcionen. Si una se avería, será muy difícil que despegue, se mantenga estable o que no tenga problemas para aterrizar.
Metafóricamente, nuestra vida es similar: necesitamos desplegar correctamente nuestras alas para encontrar ... la estabilidad y poder volar. Esas dos alas son, generalmente, el empleo y la vivienda. Son imprescindibles para que cualquier proyecto de vida sea estable y pueda despegar o aterrizar.
Y son, precisamente, esos dos ámbitos los que en la España actual, se encuentran más débiles. El poder adquisitivo de la generación joven ha caído en los últimos 15 años un 20%. Esa caída se explica, en parte, por la inestabilidad laboral: más de la mitad de los contratos «fijos discontinuos» los firman jóvenes. Pero, si la situación del empleo es desoladora, el otro «ala», también, se encuentra en una situación límite. La vivienda se ha convertido en el principal problema de los españoles. En 2018, curiosamente, no estaba ni entre los diez primeros. A pesar de ser un reto de nación, afecta especialmente a la juventud. Hace 20 años, dos de cada tres menores de 35 eran propietarios. Actualmente, solo uno. Y si el acceso a la propiedad es difícil, el alquiler no es más sencillo: falta de oferta, tremenda demanda y propietarios que, por culpa de la legislación del Gobierno central, miran con lupa a quién alquila su vivienda por miedo a impagos.
Si añadimos que la formación recibida para saber desplegar correctamente esas alas, a veces, no es la más indicada, se forma la tormenta perfecta que hace que los proyectos de vida jóvenes estén inmersos en turbulencias.
Que la vivienda se haya convertido en un motivo de «aterrizaje de emergencia», hace que la política la transforme en prioridad. Algunos con propaganda vacía, otros con ideología caduca que enfrenta y no mejora la situación, algún que otro con simplezas y un sector, afortunadamente, con rigor técnico y criterio profesional, que es la única fórmula posible para «calcular y diseñar ese ala».
Sin embargo, aunque ese diseño del ala de la vivienda funcione, habrá que ir un paso más allá y plantear por qué no se despliega la del poder adquisitivo y el empleo de calidad. Habrá que hacerlo con ese mismo «rumbo eficaz». Y es que, si no lo hacemos, mi generación, nuestra generación, no podrá despegar correctamente en su proyecto de vida.