perspectivas
El destino
Ojalá tenga siempre «viento largo y mar de popa», como deseamos los gaditanos el otro día a nuestro querido J.S de Elcano, para que llegue a buen puerto
Imaginemos que desde el inicio de la vida nuestro «destino» estuviese dibujado y con todos nuestros pasos prefijados, sin haber podido influir en ellos. Imaginemos, además, que éste nos obligase a mantener una constante imagen de perfección, con altísimas expectativas sobre nuestra persona.
Visualicemos que ... el final del camino es heredar o acceder a un puesto de gran responsabilidad. Podría parecer atractivo, casi idílico. Pero, pensemos bien ¿sería tan cómodo como parece? La respuesta es no.
La prueba es que frente a una vida marcada por ese tipo de «destinos», en la historia y a nivel mundial se han dado siempre tres actitudes a las que podemos poner fácilmente nombre y rostro: soberbia, rebeldía, o humildad. Sin embargo, la Princesa Leonor parece seguir el ejemplo de su padre y haber elegido la tercera: seriedad, conciencia y humildad que empiezan a ser cada vez más elogiadas.
Después de coincidir con ella en varios actos oficiales, unos más cercanos que otros, es especialmente llamativa la imagen de persona tremendamente consciente de su responsabilidad que transmite. Además, sin un gramo de arrogancia. La imagen de esa humildad fue verla como una más, el otro día, en mi tierra, en Cádiz, entre los guardiamarinas del Juan Sebastián de Elcano.
Mi generación, especialmente quienes estamos ahora en ciertos lugares en las instituciones, tiene una tarea crucial: conservar su figura. No se trata de una tarea ideológica, ni de simple fervor monárquico. Es una cuestión de pragmatismo y de buscar, objetivamente, lo mejor para el futuro. En un mundo tan convulso como el actual, es reconfortante ver que tanto el Rey como su heredera representan lo mejor de los valores que puede encarnar una figura institucional: esfuerzo, sacrificio, responsabilidad y humildad, sin estridencias. En el caso de la Princesa, además, siendo un ejemplo para esta generación, la generación joven.
Por eso, ojalá, tenga siempre «viento largo y mar de popa», como deseamos los gaditanos el otro día a nuestro querido J.S de Elcano, para que llegue a buen puerto. Ojalá el «destino» de Leonor sea también así. Sin duda, será también un buen «destino» para España y llegar así a buen puerto.
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