OPINIÓN
Cuenta lo que fuimos
Si hablamos de actividades educativas distintas, de fomentar vocaciones - en este caso científicas -, de aprender lo que el aula no puede enseñar, hay una que, por la etapa en la que aparece, es posiblemente, también, una de las que más marca: el Programa Investiga I+D+i, de la Fundación San Patricio
La vida está llena de experiencias que nos marcan y definen quiénes somos o acabaremos siendo. Al nacer somos una hoja en blanco en la que vamos dibujando la línea de nuestro tiempo para ser una imagen más o menos perfecta de nuestro paso por ... la tierra. Una historia por escribir que dicen que se proyecta en el último instante.
Aunque seamos nosotros los escritores y narradores de nuestra propia historia, hay elementos que suelen ser fuente de inspiración. Además del amor, ingrediente esencial de la mayoría de grandes obras de cine y literatura y además de los amigos; quién y cómo fue nuestra familia, especialmente nuestros padres, determinará si esa narración toma colores oscuros, notas melancólicas, o si, por el contrario, aunque como es inevitable, tenga algún tinte grisáceo; proyecte luz y sobre todo, un final que deje buen sabor de boca.
En paralelo a la familia, piedra angular de la historia de nuestra vida, dónde nos formamos y quién nos formó también es fuente de inspiración que contará lo que fuimos. Un buen docente, una asignatura bien enseñada, puede descubrir la vocación por una profesión que, bien desarrollada, puede transformar la vida de cientos de personas. Un mal profesor, una asignatura mal impartida, puede ser un tapón que frustre el futuro de jóvenes con grandes capacidades.
En el mundo acelerado que vivimos la escuela y la universidad se han contagiado de esa vorágine de rapidez. Sin embargo, hay actividades que ponen pausa a esa velocidad, aunque, a veces, generen mayor esfuerzo e implicación de los docentes. Actualmente, los centros educativos, cada vez tienen mayor oferta de torneos de debate, programas para fomentar el pensamiento crítico, simulaciones parlamentarias que sacan del repetitivo día a día a los alumnos y les enseñan aptitudes y actitudes determinantes.
Si hablamos de actividades educativas distintas, de fomentar vocaciones - en este caso científicas -, de aprender lo que el aula no puede enseñar, hay una que, por la etapa en la que aparece, es posiblemente, también, una de las que más marca: el Programa Investiga I+D+i, de la Fundación San Patricio. Con unos 15 años de vida, ha escrito capítulos tremendamente bonitos en la vida de miles de jóvenes en España y, después de unos años sin celebrarse presencialmente por la pandemia, volvió el pasado jueves a lucir en el lugar que debía hacerlo: el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC). En esta ocasión, el patrocinio de IBM, como en su tiempo lo tuvo de otras compañías de primer nivel en España, ha permitido que cientos de adolescentes de España aprendan cómo funciona el mundo de la ciencia y la tecnología en España, debatiendo sobre inteligencia artificial y sus distintas aplicaciones.
Por lo que a mí me marcó en los años que colaboré con ellos, desde los 16 años: contribuyendo a clarificar la decisión de estudiar arquitectura, descubriéndome que, frente al mundo del trilerismo y la propaganda, la ciencia es fiable y verdadera, aportándome experiencias impagables y, haciéndome crecer, en definitiva como persona, quiero, humildemente, aprovechar esta semana el espacio que me da La Voz de Cádiz para subrayar, una vez más, la importancia de estas iniciativas. Porque son el motor que arranca historias inolvidables. Y porque nos hacen ver, como le escuché el otro día decir a alguien, que somos lo que somos, en parte, gracias a los buenos profesores que hemos tenido.
Muchos le estaremos eternamente agradecidos a la Fundación San Patricio y a otras iniciativas parecidas. A nuestros profesores, que invirtieron su tiempo en hacer posible que participáramos en ellas. Lo mínimo que podemos hacer quiénes tenemos la suerte de tener dónde expresarnos públicamente, más si somos jóvenes, es animar a otros jóvenes a que las conozcan, a otros docentes a implicarse, y a las grandes compañías e instituciones de España a apoyarlas. Porque son cosas cómo éstas las que verdaderamente cuentan lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos.