OPINIÓN

Los argumentos del contrario

Vivimos en la época en la que el «mamporro» ha sustituido al «decoro» como cualidad política

No corren buenos tiempos para la inteligencia y la reflexión. La política, como espejo de la realidad social que es, tampoco es un lugar, últimamente, agradable para quienes prefieren pensar antes que hablar. Vivimos en la época en la que el «mamporro» ha sustituido al « ... decoro» como cualidad política.

Ese ruido, ese gusto por lo básico e inmediato, por entender la política como trinchera permanente para aniquilar al adversario, acaba arrastrando a quien viene con el propósito de hacer las cosas bien.

Pero, además de acabar llevando a la trinchera al que no se siente cómodo en ella, este momento de política idónea para encefalogramas planos que estamos viviendo, tiene otro peligro: que hemos perdido la capacidad de identificar los argumentos principales del contrario para poder desmontarlos. Y es que, el ruido no nos deja ver las principales notas de la melodía que el adversario está haciendo sonar.

La amnistía es un ejemplo más de esa melodía llena de barullo alrededor pero que, realmente, está basada en dos o tres notas argumentales que son a las que directamente tendríamos que atacar, para poder debilitarlas ante la opinión pública.

La primera, es la de «todo vale» ante el peligro de que gobierne la oposición. Si analizamos el discurso del recién elegido presidente del Gobierno en su sesión de investidura, veremos que los primeros 45 minutos se dedicaron a eso: a escenificar con falacias que, tan mala es la alternativa que, cualquier acción del bloque mal llamado «progresista» será aceptable para evitar un mal mayor. El nuevo Presidente ya ha dado un paso más, algo inédito, en ese «todo vale» juntando en un mismo ministerio, dirigido por los tres poderes: Ejecutivo (Presidencia), Legislativo (Relaciones con las Cortes) y Justicia (Judicial). Desde el Cardenal Richelieu manejando Francia a su antojo desde la sombra, no se había visto una bofetada igual a la separación de poderes en un Estado.

Ese miedo a que gobiernen otros, además de sustentarse en una mentira, porque la oposición, no solo es mejor gestora, sino moralmente superior, entre otras cosas por no compadrear con partidos que integran en sus listas a personas condenadas por delitos de sangre y terrorismo; tiene un horizonte muy peligroso. Y es que ¿qué será lo siguiente que justifiquemos para que no gobierne el centroderecha?.

De ¿qué será lo próximo? se extrae el segundo de los argumentos en el que se sustenta el desmontaje Constitucional. Porque, la amnistía se basa, también, falazmente, en la reconciliación. Y eso, sin entrar, en cuestiones legales, podría ser válido como argumento político si hubiese un compromiso por parte del independentismo de no «volverlo a hacer». Pero no es así. No solo lo dicen las asociaciones de cabecera como la ANC, sino que lo afirmó la portavoz del partido del prófugo de Waterloo en su intervención en la sesión de investidura.

Corrían las ocho y algo de la tarde del pasado miércoles, cuando Miriam Nogueras le lanzó a Sánchez desde la tribuna un dardo similar a este: A mi no me hable de salvar España, porque eso no va con nosotros y tampoco, de convivencia, porque nuestros votos se basan en que cumpla lo pactado.

Por tanto, ¿dónde está la convivencia ahí? Y la pregunta, inmediatamente posterior, ¿qué ocurre si lo vuelven a hacer? ¿Qué plan tiene el Gobierno de España si una parte de los representantes políticos catalanes deciden volver a «desconectar» con el país al que pertenecen? Sánchez, por mantenerse en el poder, ha «desnudado» los instrumentos que tiene nuestro país para parar una situación similar a la de 2017: rebajando penas y delitos, indultando, amnistiando y dando cada vez más recursos económicos. El independentismo es una bestia aparentemente adormilada pero muy bien alimentada en los últimos años. Así que cuidado.

Y mientras que nos entretenemos con «memes» y «zascas», estas son las preguntas que deberíamos estar haciéndonos, para poder estar preparados. Porque en ellas va nuestro futuro y el de toda España.

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