renglones torcidos
Locura colectiva
El contexto puede distorsionar la percepción que tenemos de la realidad, consiguiendo que lleguemos a dudar de nosotros mismos
Una de las decisiones que tuve que tomar al empezar a escribir en esta sección fue escoger un nombre para el espacio que ampararía mis columnas. Este tipo de cosas no son plato de mi gusto: de normal los columnistas tendemos inevitablemente a la egolatría, ... bautizar el conjunto de nuestros escritos no es la mejor forma de luchar contra ella. Las personas, en general, solemos pecar de exceso de seriedad, fenómeno que va 'in crescendo' últimamente, a las reacciones hiperventiladas contra las berreas universitarias me remito. Con estas consideraciones en el horizonte busqué un título que ayudara a colocar en su justa medida las ideas que pudiera compartir por aquí. Recordé entonces 'Los renglones torcidos de Dios', novela de Torcuato Luca de Tena Brunet, nieto del fundador del periódico que tiene ahora entre sus manos. Problema resuelto, mi columna ya tenía un título huérfano de autobombo y cargado de homenaje a las páginas que lo iban a acoger.
La novela de Luca de Tena ha sido llevada a la gran pantalla con gran acierto por Oriol Paulo, no dejen de ir a verla. El hilo argumental de libro y película gira en torno a la siguiente cuestión: ¿cómo demostrar que está uno en sus cabales? La protagonista ingresa en un hospital psiquiátrico de incógnito, haciéndose pasar por una paciente auténtica con el objetivo de identificar al culpable de un asesinato allí cometido. Sólo una persona está al tanto del engaño, pero ¿y si ese alguien no es quien dice ser? A simple vista da la impresión de que estas cuestiones son meramente contra fácticas y, sin embargo, Luca de Tena decidió enfrentarse a esa misma circunstancia cuando solicitó a Juan Antonio Vallejo-Nágera que lo introdujera en un psiquiátrico bajo las mismas condiciones en las que se vería su protagonista. El famoso galeno comenta en el prólogo de la novela el riesgo al que se exponía el autor: si le hubiera ocurrido algo a Vallejo-Nágera, ¿cómo convencería don Torcuato a sus médicos de que no estaba ingresado por motivos de salud? Bajo estas premisas es cuando nos damos cuenta de que el valor de nuestra palabra depende en exceso de nuestras circunstancias. Y viceversa: el contexto en el que nos encontremos puede llegar a distorsionar la percepción que tenemos de la realidad, consiguiendo que lleguemos a dudar de nosotros mismos. Le ocurre a la protagonista, pero también nosotros somos susceptibles de caer en esas trampas. Y caemos.
Caemos cuando se arma un revuelo nacional por un ritual universitario absurdo, pero se silencian violaciones brutales cuando no las cometen autóctonos. ¿Por qué esa atención a los jóvenes del colegio mayor madrileño y ninguna a las intimidaciones y agresiones físicas que sufre el grupo estudiantil S'ha Acabat por defender en las universidades catalanas algo tan básico como el cumplimiento de la Constitución? Hace unos días celebramos el Día internacional de la Salud Mental, ¿para cuándo uno dedicado a la salud política y social de los españoles?
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