Opinión
El ritual
En esta época, las listas de metas se llenan de clichés como comer mejor, hacer ejercicio o aprender un idioma
El cambio de calendario tiene algo de ritual. Nos lanzamos a la ceremonia de los propósitos como quien se inscribe en un gimnasio en enero: con entusiasmo inicial y la sospecha de que, para marzo, ya habremos olvidado el compromiso. Pero, ¿por qué insistimos?
En ... esta época, las listas de metas se llenan de clichés como comer mejor, hacer ejercicio o aprender un idioma. Son objetivos nobles, sí, pero también genéricos y, a menudo, condenados al fracaso. Es un ciclo tan predecible como la llegada del turrón en Navidad.
Sin embargo, hay algo entrañable en este ritual. Los propósitos son una declaración de intenciones, un recordatorio de que queremos ser mejores, aunque sea por unos días, unas semanas o incluso unos meses. Y quizá ahí reside su verdadera utilidad. No tanto en lograrlos como en intentarlo. Porque el intento es lo que nos mantiene vivos. Escribir «leer más» o «pasar menos tiempo con el móvil» en una lista es admitir que queremos ser personas más interesantes o menos aburridas.
Quizás por eso, para no ser tan implacables con nosotros mismos, lo que deberíamos replantearnos es el concepto mismo de propósito. En lugar de buscar metas transformadoras de los defectos que nos encontramos, podríamos aspirar a pequeñas victorias cotidianas: reír más, escuchar mejor, aprender a cocinar un plato nuevo. Proyectos modestos que nos recuerden que en nuestra vida no todo va tan mal.
Porque final, los propósitos son como el Año Nuevo mismo: una mezcla de esperanza e ironía. Sabemos que el mundo no cambiará mágicamente al sonar las campanadas y que nosotros tampoco lo haremos por arte de magia. Pero seguimos brindando por ello porque necesitamos creer en la posibilidad del cambio, aunque sea para reírnos de nuestro ingenuo optimismo.
Así que este año mi única aspiración será no tomarme demasiado en serio mis propios propósitos. Y si eso falla, siempre queda el consuelo de saber que enero volverá dentro de doce meses para darme otra oportunidad.