OPINIÓN
Entre Netflix y Ruiz Zafón
Poco a poco te adentras en la lectura sin darte cuenta y de repente, su mundo cobra vida ante mí
Este fin de semana tenía pensado quedarme en casa para ver la nueva serie de Netflix «Bronca». ¿La han visto? Se trata de una miniserie dramática que cuenta la historia de Danny Cho, un contratista con problemas económicos, y Amy Lau, una empresaria insatisfecha, cuyas vidas dan un giro cuando tienen un violento incidente de tráfico. La serie dicen es fantástica porque explora temas como la ira reprimida, el rencor y las aspiraciones frustradas. ¿Quién no quiere ver los complejos de los demás sin tener que vivir la experiencia en primera persona?
Reconozco que me atrae la idea de pasar horas en el sofá, con palomitas, enganchada a una trama llena de giros inesperados donde se exploran las miserias de la naturaleza humana.
Pero justo cuando estaba planeando cuando le daría al play, una vocecita interior me dijo: ¿no será que te estás volviendo un poco adicta a las series? Últimamente paso más tiempo del que debiera delante de la pantalla sin darme cuenta de las horas que se me van en ello, sacrificando cafés, paseos, sueño o lecturas de grandes libros. Aunque creo que no soy la única, ¿verdad? Cada vez somos más los que consumimos demasiado contenido digital mientras que la lectura va perdiendo terreno. Así que mientras me fustigaba por esta etapa remolona, me ha dado por investigar un poco sobre el motivo de este «enganche». Dicho y hecho. Necesitaba saber el porqué nos enganchamos tanto a las series y películas.
San Google no tardó en darme las respuestas. Obvias y conocidas, no dejan de ser molestas para mi conciencia. Por un lado internet nos brinda un océano infinito de contenidos disponibles al instante. Con solo pulsar un botón accedo a horas de evasión. Además, plataformas como Netflix están diseñadas para mantenernos pegados a la pantalla. Sus algoritmos aprenden de nuestros gustos y nos bombardean con recomendaciones personalizadas.
Otro factor es que ver series activa nuestro sistema de recompensa cerebral. Nuestro cerebro segrega dopamina cuando vivimos emociones intensas a través de los personajes. Es decir, las series nos proporcionan gratificación instantánea. Algo muy distinto a la lectura, que requiere más esfuerzo y concentración. Aquí me van a permitir un inciso para decirles que si tienen entre manos una lectura que no les apasiona, déjenla. Busquen otro título que les enganchen, será igual o más adictivo que el filme de turno.
Sea como fuere, el resultado es que cada año pasamos más horas frente a la televisión y menos frente a las páginas de un libro. Y no solo los adultos, también los jóvenes y adolescentes. Y esto tiene graves consecuencias. Cuando la lectura pierde peso en nuestras vidas, nuestra capacidad de concentración, vocabulario y comprensión lectora se resienten.
Así que creo que voy a dejar Netflix a un lado y me acercaré a la biblioteca a por el libro 'La sombra del viento' de Carlos Ruiz Zafón que tengo pendiente. Reconozco ser una admiradora de sus textos por lo que no me cuesta engancharme. La prosa de Ruiz Zafón te permite adentrarte en el laberíntico Barcelona, repleto de detalles que iluminan nuestros sentidos.
Poco a poco te adentras en la lectura sin darte cuenta y de repente, su mundo cobra vida ante mí. La magia de Zafón consiste en atrapar al lector desde el inicio y no soltarlo hasta el final gracias a giros inesperados en la trama, sumado a una habilidad asombrosa para entrelazar realidad y fantasía, mezclando elementos reales con toques de misterio y romanticismo. Nos regala una mirada más profunda sobre las complejidades de la existencia y los secretos de una ciudad cambiante. Algo que pocas series, por muy bien producida que esté, puede igualar.
Así que sí, veré «Bronca» en Netflix pero no dejaré que me robe todo mi tiempo libre. Seguiré haciendo huecos entre capítulo y capítulo para sumergirme en joyas literarias como 'La sombra del viento'. Porque nada como un buen libro para activar la mente y el espíritu. Y porque en el fondo sé que Ruiz Zafón y sus personajes me acompañarán mucho después que la última serie de moda haya sido olvidada.
