OPINIÓN

Hipnótico

Su lema «America First» ya no suena innovador, pero conserva un efecto un tanto hipnótico ante el desencanto de amplios sectores sociales

Donald Trump regresa a la Casa Blanca con su estilo inconfundible: retórica incendiaria, promesas rotundas y una dosis de espectáculo que a muchos resulta hipnótica. Este segundo mandato mantiene la mezcla que lo ha hecho tan atractivo para cierto electorado: mensajes contundentes sobre la industria ... nacional, grandes guiños a la fe conservadora y una curiosa alianza con los gigantes tecnológicos. Al margen de las proclamas grandilocuentes, sorprende como las élites empresariales, representadas por figuras como Musk o Bezos, operan como engranajes fundamentales de su proyecto. Aunque Trump jura defender a la clase trabajadora, prioriza las conexiones con esos magnates cuya devoción real parece limitarse al capital.

Su lema «America First» ya no suena innovador, pero conserva un efecto un tanto hipnótico ante el desencanto de amplios sectores sociales. En la práctica, algunos se preguntan si, más que rescatar fábricas obsoletas y sellar fronteras, el mandatario se contentará con multiplicar anuncios ruidosos que rara vez se concretan. Al mismo tiempo, el humor surge como herramienta eficaz para desnudar contradicciones: cuando un líder exalta el proteccionismo pero colabora con quienes contratan mano de obra desde cualquier punto del planeta, el chiste se hace solo.

Los defensores de Trump insisten en que esta nueva etapa será distinta, ofreciendo una victoria para el votante mayoritario olvidado. Sin embargo, la experiencia del primer mandato deja un poso de escepticismo: prometer utopías a costa de explotar la fractura social no suele resolver las tensiones enquistadas. Si esas promesas vuelven a quedar incumplidas, no está claro cuánta paciencia queda entre quienes creyeron que bastaba un golpe de timón para cambiarlo todo.

A fin de cuentas, la gran incógnita es cómo reaccionará una ciudadanía cada vez más dividida entre el entusiasmo y la desconfianza. Nadie duda de que verlo en acción será entretenido, pero en política, el humor y la expectación rara vez bastan para sostener un país en marcha. Queda por ver si este espectáculo rendirá frutos.

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