Opinión

Escapismo gaditano

Los gaditanos, expertos en sacarle partido a la vida con una habilidad casi genética, no han tardado en sumarse a esta nueva liturgia del turismo exprés

Hubo un tiempo en que viajar era un lujo reservado a las vacaciones de verano, un evento que se planificaba con antelación casi religiosa y que implicaba maletas desbordantes, mapas desplegables y bocadillos para todos los gustos, preparados como si el viaje fuera una expedición ... transatlántica. Pero los tiempos han cambiado, y ahora cualquier concatenación de festivos es una excusa perfecta para escapar. Los gaditanos, expertos en sacarle partido a la vida con una habilidad casi genética, no han tardado en sumarse a esta nueva liturgia del turismo exprés.

Por eso, este próximo puente de Andalucía promete ser un éxodo masivo. Con el viernes 28 de febrero festivo, sumado al Lunes de Coros en la capital, Cádiz se convertirá en un trampolín hacia otros destinos. Si en verano somos anfitriones de medio mundo -los reyes del pescaíto frito y las sombrillas bien plantadas-, ahora nos toca a nosotros ser huéspedes en tierras ajenas. Dejamos atrás la brisa del mar y nos lanzamos al interior o incluso más allá: Madrid, Granada, Marrakech o París. ¿Qué más da? Lo importante es moverse, cambiar de aires y alimentar esa sed insaciable de experiencias nuevas con la maravillosa excusa de «desconectar».

Porque viajar ya no es solo ocio, es una necesidad. Cada selfie frente a la Puerta del Sol o cada foto de una ruta senderista en la Sierra de Cazorla alimenta esa narrativa personal que compartimos con quienes nos quieran escuchar. Y porque si algo hemos aprendido después de la pandemia, es que el mundo está ahí, esperando... aunque sea por cuatro días.

Así que este puente veremos a muchos gaditanos subiendo al tren o cogiendo el coche o un avión rumbo a nuevas aventuras. Viajar ya no es un lujo: es una forma de vida. Es la manera en que nos aseguramos de no quedarnos fuera del mapa y, sobre todo, de recordarnos que siempre hay algo por descubrir... incluso cuando el viaje dura menos que un suspiro.

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