OPINIÓN

La capacidad de Trump

Su probable apoyo más contundente a Israel y su preferencia por las negociaciones directas con actores autoritarios marcarán un nuevo rumbo en la política exterior estadounidense

Las elecciones presidenciales de Estados Unidos siempre captan la atención mundial, y las de 2024 no han sido la excepción. Más bien al contrario. En este escenario, Donald Trump ha vuelto a demostrar que es un contendiente formidable, como ya bien señalaba el columnista Pablo ... Pombo en su análisis «Elecciones USA: Trump es un adversario formidable». Más allá de las opiniones personales que se puedan tener sobre el expresidente, resulta innegable que su capacidad para mantenerse en el centro del escenario político es digna de estudio.

Trump es un fenómeno político que desafía las convenciones. Desde su irrupción en 2015 hasta su reciente victoria en 2024, ha demostrado una habilidad única para conectar con una base de votantes que se siente ignorada por el establishment. Su retórica populista, su estilo directo y su capacidad para generar controversia le han permitido mantenerse relevante incluso después de perder la Casa Blanca en 2020.

A pesar de que Harris desarrolló una campaña técnicamente competente- una continuación de la de Obama de la que ya hablaremos más adelante y que se rumorea ha sido la antesala de la candidatura de Michelle-, dos factores resultaron decisivos en su derrota: por un lado, las encuestas volvieron a subestimar el apoyo real a Trump, especialmente entre votantes hispanos y afroamericanos, donde el candidato republicano logró erosionar el tradicional dominio demócrata. Por otro lado, la desmovilización de sectores clave del electorado demócrata -particularmente jóvenes y comunidad árabe-americana- junto con la abstención en condados universitarios de estados decisivos como Pensilvania y Michigan, demostraron ser el talón de Aquiles de la candidata. La gestión de la Administración Biden respecto a la guerra en Oriente Medio y su postura sobre Gaza ejemplifican cómo las políticas del gobierno saliente han pasado factura a Harris en las urnas.

El éxito de Trump también se debe a su habilidad para simplificar los mensajes y reducir los complejos problemas políticos a eslóganes fáciles de digerir. Mientras Harris intentaba articular propuestas más elaboradas sobre economía o política exterior, Trump se limitaba a repetir sus promesas sobre seguridad y prosperidad económica. Su equipo de campaña supo identificar los puntos débiles de Harris y explotarlos sin piedad, movilizando a sectores clave del electorado en estados decisivos.

En el panorama internacional, la victoria de Trump promete reconfigurar dramáticamente el tablero geopolítico global. En el caso de Ucrania, ha manifestado su intención de resolver el conflicto «en 24 horas» mediante negociaciones directas con Putin, lo que podría significar concesiones territoriales significativas a Rusia. En cuanto a la OTAN, su retorno genera profunda inquietud entre los aliados europeos, especialmente por su visión de una «organización dormida» donde Estados Unidos actuaría solo como «equilibrador de último recurso».

En Oriente Medio, donde la guerra entre Israel y Hamás ha alcanzado niveles de violencia sin precedentes, la política exterior de «América Primero» podría alterar significativamente los equilibrios regionales. Su probable apoyo más contundente a Israel y su preferencia por las negociaciones directas con actores autoritarios marcarán un nuevo rumbo en la política exterior estadounidense.

Donald Trump ha demostrado ser un adversario formidable no solo por su carisma o su capacidad para movilizar votantes, sino también por su habilidad para adaptarse a las circunstancias políticas cambiantes. Su victoria en 2024 es testimonio de ello. Sin embargo, este triunfo plantea preguntas importantes sobre el futuro de la política estadounidense y sobre cómo se gestionarán los desafíos derivados de un liderazgo tan polarizador. Como bien señala Pombo en su artículo, independientemente de lo que pensemos sobre Trump como persona o político, debemos reconocer que su desempeño electoral es objetivamente admirable.

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