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tiro al aire

Secarte el pelo

Si el XIX y el XX fueron los siglos del reparto de la riqueza y el trabajo, el XXI parece destinado a ser el del reparto de los hijos

María José Fuenteálamo

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De todas las pruebas ordinarias a las que te somete un hijo pequeño, llevarlo a clase de natación es una de las más ingratas. Para empezar, en las piscinas climatizadas hay ola de calor todo el año. Están pensadas para el nadador, que no bañista, ... y no para las visitas. Es lo lógico, pero hasta cierta edad, cada niño necesita de su acompañante. De hecho, en las sesiones para bebés, el padre o la madre se meten con el pequeño. Es una fase que muchos progenitores obviamos por la misma razón por la que llevamos a nuestros hijos a natación: queremos que no nos necesiten en el agua. Pero seguimos siendo indispensables cerca.

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