Tiro al aire
Empastillados
De nuevo, pierde el pueblo y ganan los hipnotizadores de siempre. Nunca nos quisieron despiertos

Media España toma pastillas para dormir o contra la ansiedad. Lo que viene a confirmar que, como sociedad, no sabemos solucionar según qué problemas sin crear otros nuevos. Porque muchas de estas píldoras son adictivas. Para ocultar el doble fracaso, a su médico de ... cabecera sólo se le permite atenderle unos minutos en la consulta. Lo justo para una receta rápida. A mí me gustaría preguntarle al mío ¿qué le pasa, doctor? Pero nunca hay tiempo para explicaciones. La respuesta está programada: que pase el siguiente. Unas veces es el siguiente paciente, otras el siguiente médico. Coincidimos, sin decirlo, en qué ambos teníamos otra idea de la medicina. También, según se extrae de las estadísticas, en que ni a un lado ni a otro se duerme bien. Eso es por alguna razón. O por muchas. Pero tenga una pastilla. ¿Estrés? Tenga, otra.
Cómo vamos a vivir peor que nuestros padres con tamaño 'vademécum'. He ahí el verdadero salto generacional. Por eso hemos dejado de escuchar sus advertencias: nunca aceptes caramelos de un extraño. Ahora hacemos cola en la farmacia para comprar nosotros los orfidales y las gominolas del sueño. En nada podrán adquirirse con forma de osito, el peluche de los adultos. Qué suave droga. Y con colores bonitos y envoltorio llamativo. No he oído voces gubernamentales al respecto.
En el amplio catálogo de remedios placebo-adictivos, pronto encontraremos grageas para quienes no vivimos en nuestra casa soñada. Comprimidos para no sufrir ante el 'no' en una entrevista de trabajo. ¿Aspiraciones no cumplidas? Espere, en un momento le sintetizan el consuelo en una cápsula. Tómese una al día. No vaya a ser que se deje llevar por las emociones o que aprenda a dominarlas.
No sé si a ustedes les pasa, pero últimamente, cada vez que me veo ante un problema, sea el que sea, incluso médico, deseo por favor, por favor, que haya una pastilla. Qué poco avance si no. Por cualquier cosa hoy te toca hacer rehabilitación, cambiar los hábitos, comer más sano, beber más agua, revisar tus principios, tus sueños o tu percepción de la vida... Pero qué es esto de que yo tenga que esforzarme por mejorar mi vida. Habráse visto. Me pasó la otra noche. No podía dormir y tenía que hacerlo urgentemente. Clarísimo, era una urgencia. Pensé antes en bajar a la farmacia de guardia que en contar ovejas. De hecho, en ningún momento se me pasó por la cabeza contar ovejas. Que lo haga la ciencia por mí. ¡Abajo la meritocracia si hay farmacias! Papá Estado no dice mucho. No es muy difícil sospechar por qué. El 'pastillas y pantallas' del Occidente de hoy se parece mucho al 'pan y circo' de ayer. El cóctel se retroalimenta pero no por sonar más tecnológico, científico y moderno, es más democrático. De nuevo, pierde el pueblo y ganan los hipnotizadores de siempre. Nunca nos quisieron despiertos.
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