OPINIÓN
Tres capitales, tres escudos
«Quédense con que el gaditano Manuel de Falla, quien da nombre al Teatro donde estos días se desata la pasión»
El Real Valladolid empezó la temporada con dos delanteros puros: Sergi Guardiola y Shon Weissman. En el mercado de invierno, el club pucelano le ha dado salida a ambos atacantes: lo paradójico es que 'el bueno', Weissman, ha ido a parar a un club que ... juega en Segunda (el Granada), y 'el malo', Guardiola, acabó en un equipo que milita en Primera (el Cádiz). Por seguir escribiendo a mano cambiada, cabe recordar que Guardiola maduró en el filial del Granada. Una escuadra en la que 'el bueno', Weissman, se podrá asociar con 'el feo': Uzuni. Ambos suman 34 goles en un año natural.
Para suplirlos, los de Ronaldo, se han traído entre otros a Darwin Machis, el que fuera héroe en Los Cármenes y, con más brevedad, en Carranza. El extremo venezolano que, por cierto, fue pretendido por los cadistas en verano; el mismo que privó a los amarillos de jugar los play-off de ascenso en la temporada 17-18, y que en la 18-19 ‒adquirido por los de Vizcaíno en el bazar de enero‒casi logra impulsarlos hasta la liguilla con sus goles postreros.
64 puntos sumó el Cádiz en ambas campañas, al igual que en la 16-17 cuando sí logró estar entre los 6 mejores. Y es que Cervera, entrenador cadista por entonces, clavaba las puntuaciones, mas siempre le faltaba un puntito para alcanzar su número fetiche, el 65: nació en 1965 y mide 1,65.
Granada y Cádiz, que ya intercambiaron sus papeles a última hora del pasado campeonato, cuando un penalti fallado por Jorge Molina, sumado a otros elementos, condenó a los nazaríes a jugar en Segunda, y rescató sobre la bocina al submarino del pozo. Uno de los culpables de esta inversión de roles fue el actual técnico cadista, Sergio González, que puso las pilas a los del Nuevo Mirandilla en la segunda vuelta.
Sergio, que tuvo un pasado laureado en Pucela, y que en el mercado invernal del 22 se trajo del Valladolid a dos jugadores de su confianza para armar de cemento el mediocampo del Cádiz: Rubén Alcaraz y Fede San Emeterio. Este último también vistió la remera del Granada siendo una pieza fundamental en el puzle que compuso Diego Martínez para subir a los rojiblancos a Primera en 2019: no en vano, marcó el gol del ascenso en Mallorca.
Para rizar más el rizo, el Valladolid ‒cuyo director deportivo es Fran Sánchez, ex del Granada‒ cuenta en su plantilla con 3 jugadores más con pasado nazarí: Escudero, Monchu y Kenedy (ídolo en la aventura europea de los iliberitanos). Mientras que el Granada alistó el pasado agosto en sus filas a dos excadistas: Bodiger y Perea. El albaceteño que, por cierto, fue protagonista del penalti no pitado contra los rojiblancos en el que Foulquier lo arrolla: y que tanta literatura ha generado en los foros cadistas.
El que también ha generado literatura en Cádiz, por su figura han corrido Pisuergas de tinta, es Mágico González, quien, por seguir con estas conexiones entre estos tres equipos, hizo algunas de sus diabluras con la camiseta albivioleta del Pucela. La elástica rojiblanca no la lució Mágico, pero sí lo hizo Diego Armando Maradona: pero esa es otra historia.
Quédense con que el gaditano Manuel de Falla, quien da nombre al Teatro donde estos días se desata la pasión, la risa y el ingenio de los gaditanos, encontró su sitio en Granada: «Y en recompensa, Granada/ nos dio una guantá sin manos,/ cuando murió en Argentina,/ poniendo en la plaza Mina:/ «Falla, pa' los gaditanos»», escribió Juan Carlos Aragón para Los Condenaos.
Y quédense también, por completar este triángulo geográfico, con que la Reina Isabel la Católica, que tuvo su capital del imperio en Valladolid, fue enterrada en Granada. Así, la todavía consejera de Fomento, la pucelana Marifrán Carazo, aspira a ser la próxima alcaldesa de Granada. Carlos Cano, otro granaíno, bautizado en La Caleta, fue el que mejor le cantó a La Tacita. En fin, hay tres ascensores gallegos, que no sabemos si suben o si bajan, y que en junio ya veremos quién se montó en cuál.
