puntadas sin hilo
Un Acuña en el PSOE
Qué bien vendría un jugador socialista capaz de coger la ley del 'Solo sí es sí' y romperla en público
La imagen quedará grabada en la memoria colectiva del sevillismo, sección anecdotario, compartiendo anaquel con el 'pisalo, pisalo' de Bilardo o los malabares de Maradona con la bola de papel de plata. Ocurrió el pasado domingo, cuando Sampaoli hizo llegar a Oliver Torres, con Gudelj ... como improvisado correo del zar, un papel con instrucciones sobre cómo jugar los últimos minutos del partido ante Osasuna, que se había puesto por delante en el marcador. El entrenador reincidía en un sistema de comunicación insólito en la élite del fútbol después de que unas jornadas antes toda España viese, con cierta guasa, a Jordan en el Nou Camp descifrando un folio con las consignas del míster. Pero esta vez ocurrió algo inesperado: andaba Oliver Torres intentando aclararse sobre si el papel estaba al derecho o al revés cuando llegó el 'Toro' Acuña y, en una acometida propia de su apodo, arrebató la cuartilla a su compañero, hizo una bola y la arrojó con rabia al césped. No hay que ser guionista de Hollywood para imaginar lo que farfullaba el bravo lateral argentino mientras estrujaba las instrucciones del entrenador.
Ignoro cómo habrá sentado en el club un incidente catalogable como acto de indisciplina, pero un somero y poco científico sondeo entre mis amigos sevillistas —yo no soy Narciso Michavila— apunta a un apoyo muy mayoritario al arrebato de Acuña, aún reconociendo que se trata de un episodio lamentable. Cabe colegir por tanto que, en una temporada funesta y con la amenaza de una derrota inminente, la afición se reconoce en esa reacción furibunda aunque no guarde las formas y deje en evidencia al comandante de la nave y sus apuntes tácticos.
En toda organización se necesita a veces un Acuña. Un miembro del equipo que haga lo que a todo el mundo le gustaría hacer pero nadie se atreve, asumiendo con su actitud un desplante hacia la dirección. Se echa de menos un tipo así en el PSOE, alguien que sienta el escudo y haga un gesto en público que signifique 'vamos a dejarnos de gilipolleces, que el partido está a punto de terminar y estamos perdiendo'. Qué bien nos vendría a todos un jugador socialista que cogiese, por ejemplo, la ley del 'Solo sí es sí' y la hiciese pedazos en el congreso mientras Pedro Sánchez contempla la escena desde el banquillo. Un solo dirigente del PSOE capaz de admitir que la deriva del partido en los últimos años, improvisando giros de 180 grados en función de intereses coyunturales, provoca un descrédito de las siglas que le conduce irremediablemente al abismo. No veremos este gesto de rebeldía, que haría en la Ejecutiva socialista tan poca gracia como habrá hecho en la directiva sevillista el de Acuña, pero que muy probablemente concitaría el apoyo de la militancia. Es decir, de la afición, que es la que sostiene el negocio.
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