HOJA ROJA

Viviendo de oídas

Para nosotros no tiene sentido un febrero sin coplas, y no es frivolidad porque duelen los muertos, la economía y la miseria, pero la falta de coplas también duele

Yolanda Vallejo

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Alguien me recordaba el otro día que Emiliy Dickinson había vivido gran parte de su vida confinada, aislada voluntariamente en la casa de su padre, hecho que no le impidió, sin embargo, escribir los más atormentados y deslumbrantes versos de la literatura norteamericana del siglo ... XIX. Sin salir de su habitación, casi, sin haber visto el mundo por un agujero. Vale que ella era rarita y que tenía algo más que una morbosa aversión a la gente, pero hizo algo verdaderamente extraordinario, convirtió su aislamiento en literatura y nos dejó una cita que los bibliotecarios usamos, de manera recurrente y metafórica: «Para viajar lejos no hay mejor nave que un libro», una cita que, en los últimos tiempos, se ha convertido casi en una jaculatoria, en un mantra que repetimos para convencernos de que no se consuela sino el que no quiere. Porque ya lo sabe, el vicepresidente del Gobierno andaluz lo tiene clarísimo, «hasta primeros de mayo no se podrá abrir la movilidad», ni con el resto de las comunidades autónomas, ni dentro de Andalucía. Así que olvide lo que dijo la ministra de Industria, olvide lo de la escapadita de Semana Santa y empiece a asumir que la vida solo dura un estribillo –soy más de Martínez Ares que de la Dickinson, para qué voy a engañarle–y ésta, nos ha tocado vivirla así.

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