Truco y trato
Todo parece que está bajo control, pero nunca ha estado la cosa tan descontrolada como ahora
![Yolanda Vallejo: Truco y trato](https://s1.abcstatics.com/media/opinion/2020/11/01/v/control-jerez-cierre-kW0B--1248x698@abc.jpg)
Yuval Harari es el hombre al que todos leen, el gurú de estos tiempos indeseables, el que se ha convertido en la cita necesaria de cualquier discurso. “Dice Harari…”, y a partir de ahí, el Evangelio, el sin ti no soy nada, y ... el cuñadismo en tapa dura y edición de lujo. Porque Harari, uno de los intelectuales más influyentes de lo que llevamos de siglo, es el Nostradamus moderno; ya en Davos -¿se acuerda de Davos y de la rabiosa niña Greta?- pronosticó que la cuestión política más importante de nuestros día sería hacerse con el control de los datos de las personas y que estábamos expuestos a ser controlados “no solo por los gobiernos y estados, sino también por personas particulares con ciertas habilidades”. El profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén que se hizo de oro con su ensayo “Sapiens” –libro de cabecera de Bill y Gates y Barack Obama- aborda el futuro inmediato de las sociedades humanas con las preguntas que solemos hacernos a diario ¿qué está ocurriendo? ¿cuáles son los retos y opciones a los que nos enfrentamos? ¿qué mundo le vamos a dejar a nuestros hijos? y cosas por el estilo, muy el estilo yanqui porque, al fin y al cabo, Harari no es más que un aspirante a brujo en la corte de los milagros norteamericana, que el próximo martes volverá a demostrar al mundo lo pazguatos y peligrosos que son.
El caso es que Yuval Harari dice que lo del Covid es un atajo en el camino del control absoluto de la sociedad, ya sabe, el objetivo último es tenernos controlados, registrados y guardados a buen –o mal- recaudo. El peligro, dice, no es el virus, sino “los odios políticos que genera” el miedo a lo desconocido, y los monstruos que produce el sueño de la razón. Haciendo un breve recorrido por el siglo XX, Harari cuenta que en 1938 teníamos tres relatos globales entre los que elegir, fascismo, comunismo y capitalismo, en 1968 solo dos, comunismo y capitalismo, en 1998 contábamos con un único relato, el capitalismo, y desde 2018 no tenemos nada. Absolutamente nada, solo una panda de dirigentes políticos más preocupados por pagar sus facturas a fin de mes que por dar respuesta a la ciudadanía. Todo parece que está bajo control, pero nunca ha estado la cosa tan descontrolada como ahora.
Le cuento todo este rollo de Harari porque desde el pasado lunes volvemos a estar en Estado de Alarma, un nuevo decreto que traía de regalo un “toque de queda” –que sí, que sé que se llama prohibición general de la movilidad nocturna- y todo un catálogo de disparates autonómicos que nos han tenido bien distraídos durante la semana. Bueno, autonómicos y centrales, porque ¿qué quiere que le diga si a las 48 horas del decreto, el gobierno de la nación se puso a echar balones fuera? Las cosas están peor de lo que pensamos, pero no por el virus –ahí estoy con Harari- sino por los descerebrados que tenemos al frente de todas las instituciones. Desde el pobre Simón, que ya no sabe qué decir, justificando el cierre de cines y teatros “no por el riesgo asociado al espectáculo en si” –tuviera que ver- ·sino porque la gente, una vez que va al teatro, no se recoge inmediatamente”, hasta los presidentes de las patronales hosteleras diciendo que “aquí a las ocho de la tarde no estamos pensando en cenar, tenemos el regusto del último trago del café todavía en la boca”, cada uno va por su cuenta, haciendo la cuenta que más le favorece en cada momento. La alcaldesa de El Bosque , por ejemplo, se muestra sorprendida por las medidas tomadas en Andalucía y dice que no se esperaba que cerraran perimetralmente su localidad; claro, porque las colas para entrar en la ruta del río Majaceite o para aparcar en Grazalema en el pasado puente eran lo más normal del mundo. Díaz Ayuso solo cierra Madrid en los puentes y el alcalde de Cádiz sale de su permiso de paternidad para criticar a la Junta “intentan culpabilizar únicamente al tiempo libre que disfruta la gente”. Que no, hombre, que la cosa no va por ahí.
Con este virus no hay posibilidad de trato. De momento, tampoco hay posibilidad de tratamiento ni de vacuna, que serían las únicas maneras de esquivarlo. Así que solo nos queda el truco, el viejo truco de escondernos de él. Si no nos ve, no nos pilla y si no nos pilla, lo mismo se aburre y se acaba el juego. Francia, Alemania, Bélgica y parte de Italia vuelven a la casilla de salida en este Halloween infinito que nos lleva irremediablemente a la Navidad más triste que podamos imaginar.
Mientras, en Cádiz se saca a licitación la pista de hielo y dos tiovivos para “dinamizar el comercio local” durante las fiestas y atraer a visitantes a nuestra ciudad, y se aprueban ayudas económicas para que las personas con menos recursos de la ciudad puedan esterilizar a sus mascotas. Y es que lo de esta ciudad, con sus pocas luces y todas sus sombras, es para pensarlo.
Aunque yo, de momento, suscribo palabra por palabra lo que ha dicho nuestro alcalde “lo que han hecho es un mamarracho” y lo aplico como un mantra. Ya sé que lo ha dicho en relación a su mujer, pero me da igual; lo de los contextos, ya lo pensaré otro día.