Política jonda

Como no tenemos principios, nos consolamos con aquello de que el fin justifica los medios, y así nos pasamos la vida, justificándonos

Yo pensaba que era adquirir un compromiso y cumplirlo. Política con raíces, con cimientos. Pero se ve que no

Yolanda Vallejo

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Resulta que las siete plagas de Egipto fueron en realidad diez, un montón de bichos -ranas, piojos, moscas-, muerte de todo el ganado, tinieblas y oscuridad, granizo, lluvia de fuego, y por último la muerte de todos los primogénitos egipcios. Yo prefería que fueran siete, ... la verdad, más que nada por aquello de que siete eran también los enanitos y los cabritillos y los colores del arcoiris, y los hijos de los Von Trapp y me resultaba todo como muy poético. Pero las cosas son así, ahora resulta que son diez, y de las diez plagas bíblicas pocas son las que nos quedan por padecer… Esta semana, no llegó la sangre al río ni la calima a nuestra ciudad, pero el ambiente ha estado igual de enrarecido y el horizonte igual de oscuro. Volvemos a las andadas, a arrasar en los supermercados, a llenar las despensas y los depósitos de gasolina, a tachar de la lista de la compra todo lo que no hay; y subimos la apuesta, poniendo a los refugiados ucranianos encima del tapete. Que si está bien recogerlos, que si está mal, que si las mafias rusas -las mafias rusas sirven para un roto y para un descosido-, que si mandamos comida, que si mejor dinero, que si hay refugiados de primera y refugiados de segunda, en fin; lo normal en un mundo que va como pollo descabezado y se enreda en cualquier parte.

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