Hoja
El pito, dice
Mientras muchos gaditanos tienen que buscar otros espacios para poder practicar deporte, lo único que se les viene a la cabeza es la imagen de nuestros responsables políticos tocando el pito
Resulta complicado ver el mundo desde aquí. Nuestra miopía congénita se agrava en cuanto comienza el concurso de agrupaciones de carnaval y nos aísla irremediablemente de todo lo que acontece más allá de nuestras narices. Nos movemos en unas coordenadas que oscilan en los límites ... del coro, la comparsa, la chirigota y el cuarteto y de todos los satélites que orbitan a su alrededor. La rotación tiene un eje de la misma dimensión que nuestro ombligo, todo gira en torno al concurso. Vueltas y vueltas sin movernos del mismo sitio. No seré yo la que lo que critique, incluso le diré que esta especie de parada biológica se me antoja saludable y hasta necesaria para la salud mental. Treinta días de retiro, alejados del mundanal ruido, tienen un efecto terapéutico.
Lo malo es que, queramos o no, el mundo sigue girando, y siguen pasando cosas ahí fuera. Y la gente se sigue amando, y odiando –más lo segundo que lo primero–; y suben el butano y los impuestos, y el gobierno más raro de nuestra democracia va dando pasos hacia lo que ellos consideran «una nueva era que resuelva los fracasos del capitalismo», en palabras del presidente –el primer presidente capaz de hablar inglés sin que se le entienda, ya sabe lo que quiero decir- en el foro de Davos, el corazón mismo del capitalismo. Y la Real Academia de la Lengua ha tenido que salir a defender lo que no hemos sabido defender los ciudadanos y ciudadanas. Y una borrasca llamada ‘Gloria’ casi se lleva por delante a medio país.
Medio país que, por si no se ha enterado, está en alerta por una de las gripes más virulentas que se recuerdan desde el montaje de aquella gripe A que nos tuvo a todos lavándonos las manos con zotal y vaciando las pilas de agua bendita en las iglesias por miedo a no sabíamos qué, pero para lo que no había vacunas suficientes ¿lo recuerda? Y medio mundo está en alerta por el coronavirus viajero que puede convertirse, además, en el próximo negocio de las farmacéuticas.
Y pasan más cosas, no se crea. Hay hombres que siguen matando a sus mujeres, a pesar de las leyes, de la ética y de la estética; y cuentas de Twitter que se bloquean por decir barbaridades, y padres despistados que piden el comodín del pin para no enfrentarse a la educación de sus hijos; y hay una serie de personas tentándose en una isla que desafían a los observatorios de género, de número y de dignidad. Pasan cosas, sí.
Incluso pasan cosas dentro de nuestra propia casa, aunque usted no lo crea, porque hay vida antes de que se levante el telón del Falla. Pasan cosas buenas, El Corte Inglés al final no cierra, ‘The Times’ nos recomienda como destino de referencia para los turistas, la carretera de Astilleros contará con otra bolsa de aparcamiento…; y pasan cosas no tan buenas, el comercio gaditano se sigue desangrando por la misma herida que todos, el Tribunal de Cuentas se da cuenta ahora del gasto del puente, y nos quedamos fuera de la convocatoria pública para ciudades amables. Podría ser peor, dirá usted.
Claro, podría llover, como diría el clásico. Pero el caso es que llueve, y de qué manera. Llueve tanto que hasta nos parece normal que las instalaciones deportivas se cierren por previsión de lluvias durante cinco días –de momento. Las filtraciones de las cubiertas del pabellón Ciudad de Cádiz no son nuevas y el esperado plan de impermeabilización, no es más que eso, un plan esperado. Desde el Instituto Municipal de Deporte tienen idea de «meterle mano»(sic) en verano a la cubierta», pero de aquí al verano… llueve sobre mojado. Porque no es la primera vez que las goteras impiden el entrenamiento de los clubes deportivos de la ciudad, las clases de los niños –y las niñas- y los partidos de competición. Ni es la primera vez que las canastas de baloncesto sirven de soporte para los toldos que recogen el agua que cae para evitar daños en el parqué, dando una imagen tercermundista, por ser suaves y no muy incorrectos.
Mientras, el concejal del ramo hasta el momento, andaba en Madrid tocando el pito. No me malinterprete, no he dicho que le importe un pito lo que sucede en las instalaciones deportivas, sino que andaba en FITUR demostrando al mundo cómo se toca el pito de carnaval. El, el alcalde, y otros concejales, apoyados por un vídeo tutorial, -muy elaborado, eso sí- sorprendieron al respetable tocando el pito, despejando así las dudas a «una de las habituales preguntas que nos hacen como es la de cómo tocar el pito de carnaval», según declaraba la concejala de turismo.
Qué le vamos a hacer. Dos mil pitos de carnaval se han repartido en la Feria Internacional de Turismo, como seña de identidad de nuestra ciudad. Cosas más raras se han visto, todo hay que decirlo. Pero el lamentable estado de las instalaciones deportivas, no solo del Ciudad de Cádiz, no es algo para tomárselo a broma, porque mientras muchos gaditanos –y gaditanas- tienen que buscar otros espacios para poder practicar deporte, lo único que se les viene a la cabeza es la imagen de nuestros responsables políticos tocando el pito.