El oso perjudicado

Esta ciudad está acostumbrada a vivir con poco, a disfrutar con menos y a hacer de la necesidad la mejor de las virtudes

Yolanda Vallejo

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A estas alturas, cualquier cosa que digamos del oso perjudicado de la cabalgata de Reyes puede resultar más nefasta que las secuelas noventeras de Grease o de El Lago Azul. Sin argumento, sin gracia y por encima de todo, innecesaria. Porque cada cosa tiene su ... momento, y el momento del oso perjudicado estuvo entre la esquina del McDonald y la del Reyes Católicos; apenas seiscientos metros que convirtieron a Cádiz en el centro de todas las miradas y en la imagen de todas las ganas de reírnos que llevamos reprimiendo desde que el Covid decidió hacerse un miembro sintiente de la familia.

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