No puedo respirar
«O el mundo gira más rápido que las normativas gubernamentales o hay algún tornillo que se perdió por el camino de la desescalada»
El mundo se derrumba y nosotros, en vez de enamorarnos como Elsa y Rick –es que nadie escarmienta en cabeza ajena- nos creemos todo lo que publica Anonymous. Será que nuestro espía interior se ha instalado cómodamente -tres meses pueden llegar a ser irreversibles-en ... los balcones, y ya solo aspira a ser la vieja del visillo; o tal vez será ese gusto por los precocinados -efecto Tezanos- lo que nos lleva a consumir de manera incontrolada todas las noticias, si es que aceptamos pulpo como animal de compañía, que circulan por las carreteras secundarias de la información. La verdad ya no está ahí fuera, como nos hacían creer Mulder y Scully, sino que está dentro del perfil de cada uno, y no admite ningún tipo de discusión. Las cosas son así porque están en Twitter, en Facebook o mucho peor, en Tik Tok . Y el mundo, mientras, derrumbándose.
Derrumbándose, cayéndose como el sistema informático de la Consejería de Educación que esta semana colapsaba a las dos horas de abrirse el plazo de la telematriculación de nuestros niños y niñas. Niños y niñas que no van al cole, como ya sabe, pero pueden ir a la playa y a los bares , y hasta celebrar cumpleaños con quince amiguitos. Viva la nueva normalidad , la que deja en el aire cómo será la vuelta al cole en septiembre, pero permite conciertos en la plaza de toros del Puerto en agosto ; la que se plantea abrir los estadios de fútbol para los últimos partidos de liga pero no permite los exámenes presenciales en la Universidad ; la que establece normas para hacer la Selectividad con mascarilla y distancias, sin cafeterías y sin fuentes de agua –en julio, en Córdoba puede ser tremendo- pero permite que los jóvenes estén todos juntos celebrando una fiesta, hasta las tres de la mañana, en una terraza . O el mundo gira más rápido que las normativas gubernamentales o hay algún tornillo que se perdió por el camino de la desescalada .
Por un lado la Junta de Andalucía plantea la movilidad entre provincias a partir de mañana, por otro, aconseja esperar a que todas estemos en la misma fase; luego se dan cuenta de que el jueves 11 es Corpus en Granada y Sevilla y, por tanto, la posibilidad de un puente festivo se convierte en una amenaza para las zonas costeras. Después piensan que Almería, tan lejana, es la gran perjudicada, estando en la misma fase que Cádiz –por mucho que Sánchez moviera el mapa, para ir a Almería hay que seguir pasando por Granada- y más tarde, alguien aconseja que se deje todo como está hasta el fin del Estado de Alarma. Ya ve. El derrumbe viene precedido por tumbos, también aquí .
Usted puede ir a la playa, pero no sabe si puede estar cuatro horas, o más, o menos. Si con marea llena, cambia el aforo. Si tiene que dejar una franja de seis metros en la orilla para los caminantes. Si los caminantes tienen que ir todos en fila india o pueden cruzarse. Si los caminantes pueden hacerlo con una marea viva. Si la policía está vigilando desde algún sitio y puede ponerle una multa. Si el vigilante de la playa le va a decir que no puede entrar. Si los baños están abiertos o no. Si puede sacudirse la arena antes de salir de la playa. Si puede sacudirse la arena a distancia. Si los lateros pueden venderle un refresco con guantes, sin guantes, con hielo o caliente. Si puede comer en la playa. Si no puede comer. Si debe ponerse la mascarilla al salir del agua. Si su niña no puede jugar con el cubito pero los indigentes pueden montar un campamento en los bajos del balneario de la Palma sin ningún tipo de medida de protección, ni de distancia, ni de nada… en fin, que son tantos los condicionantes, y las dudas, que mejor se queda una en la fase 0 o anterior ¿se acuerda? aquella en la que nuestra única preocupación era salir a los balcones a aplaudir a los sanitarios que ahora se merecen el Premio Princesa de Asturias , pero que antes no se merecían ni los test, ni los equipos de protección, ni siquiera unos contratos dignos, solo aplausos y bailes balconeros.
No puedo con tanta contradicción, con tanto bamboleo. Con tanta cambayá incluso en el número de muertos, en el número de parados –de pronto, nuestra provincia baja el número de desempleados de manera sorprendente, en el orden de las noticias. Todo es tan increíble –en el sentido más literal del término- que lo de EEUU parece hasta normal. Cosas de la nueva normalidad. Una oleada antirracista que es capaz de sacar lo peor de Donald Trump , que era mucho peor de lo que habíamos visto, y que de pronto, convierte a Anonymous en el oráculo de Delfos, en la fuente inagotable de las noticias que quiere escuchar la gente. Aún no han dicho en qué isla viven Hitler, Elvis Presley y Walt Disney, pero seguro que lo dirán antes de que usted y yo podamos ir a Sevilla.
El mundo se derrumba, aunque Antonio de María dice que lo peor vendrá en octubre , y no precisamente será por ese repunte, brote, o rebote que viene anunciando Pedro el de los lobos. Qué le vamos a hacer, esta semana todos somos hemos sido un poco George Floyd, y cada vez nos cuesta más trabajo respirar.